𝐂𝐢𝐫𝐞𝐥𝐚 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 esta lista para empezar su cuarto año en Hogwarts. Un año que trae consigo momentos difíciles y otros felices.
¿Está preparada para un año que puede cambiar su vida para siempre? Tal vez.
Para lo que no está preparada es...
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El Gran Comedor decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un aspecto tan espléndido como de costumbre y el ambiente era mucho más cálido que afuera, donde se daba una gran tormenta que los dejó algo empapados en el camino al castillo.
A la luz de cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, se hallaban las cuatro mesas alargadas pertenecientes a cada casa que se encontraban llenas de alumnos que charlaban unos con otros.
Cirela y sus amigos, Luna Lovegood, Terry Boot, Anthony Goldstein y Padma Patil ingresaron al Gran comedor. Se habían hecho amigos el primer año que estuvieron en el colegio, a excepción de Luna que ingreso un año después pero se integró a su pequeño grupo rápidamente.
Tomaron asiento en la mesa de Ravenclaw y siguieron la charla de lo que habían sido sus vacaciones, la cual había comenzado en los carruajes que los traía hasta el castillo.
—Espero que empiecen pronto —Dijo Terry para sus amigos. — me muero de hambre. —dramatizó.
Justo en ese momento, las puertas del Gran Comedor se abrieron dando lugar a la profesora McGonagall quien marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero. Llegaron a la altura de la mesa de los profesores y se detuvieron, puestos en fila, de cara al resto de los estudiantes.
La profesora McGonagall preparo el mítico taburete y al Sombrero seleccionador frente al grupo de niños pequeños, empezando a llamarlos de a uno luego de explicarles cómo funcionaba la Ceremonia de selección.
— ¡Ackerley, Stewart! —Dijo en un tono alto. Un niño se adelantó, temblando claramente de la cabeza a los pies.
Tomó el Sombrero Seleccionador, se lo puso y se sentó en el taburete. — ¡Ravenclaw! —gritó.
El pequeño Stewart Ackerley se sacó el sombrero y fue a toda prisa a sentarse a la mesa de Ravenclaw, donde todos lo recibían efusivamente.
Cirela lo miro con una sonrisa enternecida mientras se sentaba con ellos, siempre le había gustado ver lo emocionados que llegaban los niños de primero a su mesa todos los años. Sin que ella se diera cuenta, alguien más también miraba con ternura, pero esta vez era ella.
Del otro lado del Gran Comedor, Theo la veía "disimuladamente" a su parecer, sin percatarse que uno de sus amigos a su lado lo miraba con una ceja en alto.
—Así que...—Murmuró Blaise, solo para que él lo escuche, cosa que no era muy difícil debido al bullicio que hacían los demás alumnos al recibir un miembro nuevo en su casa. — ¿Cirela Diggory eh?
Theo, quien había estado en su propio mundo hasta ese momento volteo la vista de golpe hacia uno de sus mejores amigos.
