𝐂𝐢𝐫𝐞𝐥𝐚 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 esta lista para empezar su cuarto año en Hogwarts. Un año que trae consigo momentos difíciles y otros felices.
¿Está preparada para un año que puede cambiar su vida para siempre? Tal vez.
Para lo que no está preparada es...
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El fin de semana llego más rápido de lo esperado. Cirela no iba a negar que se sentía un poco nerviosa por su salida con Theodore, era la primera vez que accedía a salir con alguien. Nunca se había interesado por algún chico de esta forma, sin contar su pequeño crush por su Capitán de equipo de Quidditch, Roger Davies, que duro unas pocas semanas antes de quedar en el completo olvido.
Esa misma tarde, luego de que Theo la invitara, volvió a la torre de Ravenclaw para buscar a Padma y Luna. Ellas soltaban pequeños saltos tomadas de las manos luego de que la castaña les contara lo sucedido, al canto de "Lo sabíamos, lo sabíamos"
Por otro lado, Terry se encargó de recordarle el resto de la semana su cita con el ojigrís, logrando que Anthony se una también a sus bromas.
Theodore le había comentado al final de su clase de Herbología que la esperaba en las puertas del colegio el sábado despues del almuerzo. Así que ahí estaba, sentada en la mesa de Ravenclaw por la mañana desayudando con sus amigos.
— ¿Estás nerviosa? —Pregunto Anthony, mirándola con una ceja levantada.
— ¿Por qué tendría que estar nerviosa? —Respondió ella, fingiendo que esa pregunta no la había hecho sentir un poco expuesta, claramente estaba nerviosa.
— No lo sé, tal vez porque es tu primera cita con el chico que te gusta — Dijo esta vez Terry, con un poco de sarcasmo mientras tomaba una tostada de un plato frente a ellos.
— Quien dijo que me gusta —Levanto ambas cejas, recibiendo miradas de incredulidad por parte de sus amigos. Soltó un suspiro. — De acuerdo, si me gusta y si estoy un poco nerviosa. Solo, no lo mencionen.
— ¿Qué no hay que mencionar? —Dijo esta vez una voz bastante reconocible para ella.
Terry sonrió con malicia esperando el momento justo para lanzar el comentario perfecto para molestar a la Diggory menor. Cuando estaba por soltar palabra sintió como Cirela le daba un fuerte pisotón mientras veía como Cedric se sentaba a su lado.
— Nada —Dijo ella con rapidez, volteando a ver hacia otro lado.
Cedric miro a sus amigos en la mesa, mientras Terry tenía una mueca de dolor en el rostro los demás miraban la escena divertidos.
— ¿Qué escondes? —Pregunto curioso, ellos no solían tener secretos— ¿Qué estas tramando, enana?
Ella rodo los ojos ante el apodo, mientras los demás seguían su desayuno con tranquilidad.
— No escondo nada, ¿Por qué habría de esconder algo? —Sus nervios la estaban traicionando un poco. No le molestaba que Cedric se enterara, ni tampoco le avergonzaba tener una cita con Theodore, pero que su hermano mayor sepa implicaba algunos chistes al respecto. Además, no quería que el pobre Theo tenga que ser interrogado, no aún por lo menos.
