El efecto de la luna [Fanfiction EXO/NCT]

Capítulo 28: Sobre el lobo legendario

Baekhyun

     Me había cansado de estar solo en la enorme casa que compartí con Chanyeol y pasé mis pocas cosas de regreso a casa de mis padres. Nadie intentó convencerme de lo contrario ya que reconocían que me sentaría bien estar acompañado. La ventana de mi habitación daba hacia el bosque trasero y solía dejarla abierta por las noches, me gustaba ver la luna asomarse y caminar a través del cielo hasta la llegada del sol. La primera vez que lo vi a él era luna llena.

     Me removía sin encontrar acomodo y con un leve dolor en el pecho cada vez que inhalaba. Nada de que alarmarse, había sido así desde la partida de mi lobo destinado, pero esa noche sentí su vínculo tirar del mío. La marca que me causó en el pasado quemaba levemente. Harto de no conciliar el sueño y del vaivén de mis piernas sobre el colchón, me incorporé para ver mejor por la ventana y una sombra se movió entre los árboles. La brisa nocturna hizo llegar hasta mí un sutil olor a chocolate. Supe que era él de inmediato, así que corrí hacia afuera y llamé a su nombre, pero el único que salió un rato después fue mi padre para abrigarme y pedirme que entrara a descansar. Al siguiente día tuve que salir del país, iba a visitar a Luhan y después a encargarme de unos negocios del Alfa Kim y Joy. No le conté a nadie lo que percibí, pero el pensamiento de que Chanyeol pudo haber llegado a buscarme me acompañó en todo momento.

     Volví a casa seis meses después y en la primera luna llena (dos semanas más tarde) lo esperé despierto toda la noche mas no aconteció nada, ni tampoco el mes siguiente. Ni una sombra ni el menor atisbo de olor a chocolate... ni tan siquiera un movimiento.

     Tres meses desde mi llegada casi había olvidado el tema, achacándolo a mi nostalgia y a mi deseo de verlo. Me dediqué por completo a Felix durante ese tiempo. Ahora tenía tres años, se mostraba muy activo y risueño, además, empezaba a hacer sus primeras rabietas, las mismas que sus madres y yo aprovechábamos para ayudarlo a expresar sus emociones de una forma saludable, lejos de las pocas oportunidades que tuvo su padre. Pero entonces, esa luna llena el olor a chocolate golpeó mi nariz. Cuando me asomé por la ventana no vi nada inicialmente, pero luego, al fondo, entre los árboles... un par de ojos brillantes me observaban fijamente. Apenas me moví, ni siquiera quería respirar. Estuvimos así durante varios minutos hasta que él desapareció.

     Repetimos ese ritual cada luna llena durante cinco meses. Si yo le hablaba o me movía para acercarme, él huía.

     Salí de Selene hacia el extranjero por cuatro meses más. Pasé mi celo lejos, con hombres que hablaban otra lengua, con amantes distintos. Estuve tres meses fuera y regresé a mis rituales de luna con el lobo negro que llegaba a observar por mi ventana cada mes.

     Con el paso del tiempo él dejó de huir cuando me acercaba al jardín, nos sentábamos uno frente al otro con varios metros de distancia y nos observábamos. O al menos yo lo intentaba porque su pelaje oscuro se camuflaba entre las sombras, impidiéndome notar mucho más que sus ojos. Medio año más tarde ya el lobo se echaba a descansar apenas a dos metros. Mi corazón se aceleraba cada vez. El lobo de Chanyeol era enorme y majestuoso. Solo tener la oportunidad de verlo tan cerca me quitaba el aliento. Empecé a hablarle por aquella época. Le contaba principalmente de Felix, de lo cariñoso e inteligente que era, de lo saludable y risueño. Le dije que Joy ya no era el alfa líder y sin embargo, estaba más feliz y tranquila que nunca. También le conté de mis viajes y mis amantes. De algunos celos diabólicos que cubrió Sehun. Se lo dije todo. Y él observaba sin moverse hasta marcharse antes de que saliera el sol.