Deseos Ocultos ( ZoSan +18)

19. 💚💛

Si te acercabas a la puerta del baño en esos momentos, podías oír algo que no se podía nisiquiera considerar gemidos, sino gritos de placer con una tonalidad tan masculina y ronca a su vez.

Atrás de esa puerta, estaba el respetado cocinero de ese barco siendo follado salvajemente por el espadachín.

Gritos los cuales, no podian pasar tan desapercibidos por los tripulantes...

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El calor no tardo en adueñarse del baño, y menos cuando dos cuerpos se revolcaban en cada maldito rincón mientras no dejaban de besarse de manera tan impura y bestial.

—A-AHGM~ OH ZORO!! AH! AHM!!

Sanji apenas podía aferrarse a la enorme espalda sudada de Zoro, mientras esté no conocía la prudencia de follarselo en un lugar más estable. Aunque, tampoco tenía la más mínima conciencia de suplicarle que lo hicieran de manera mas cómoda. era el mismisimo cielo; no... Era el delicioso infierno.

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Cómo si hubiera molestado a una bestia, Sanji estaba que no podía cerrar la boca con la cabeza hechada hacia atrás, mientras aquel formido espadachín le embestia de manera sofocante y dolorosa; y más que sufrirlo, estaba llorando de placer. Sus manos temblaban y en donde esas enormes manos calientes ajenas le tocaban, el se estremecía y reaccionaba de la manera mas lasciva posible; no supo en que momento todo su cuerpo se había vuelto solamente para Roronoa Zoro.

Al final este enorme hombre lo soltó, dejando que salga gran parte del semen caliente que había metido bien adentro en su interior; "Oh rayos, va a volver a cambiar de posición..."
Sanji aprovecho a respirar bocanadas de aire que soltaba como vapor, se sentía mareado por lo salvajes que estaban siendo, y eso le encantaba... Trato de sostenerse con la pared. Quería más...

No llego a levantar la mirada y suplicarle, cuando ese mismísimo espadachín lo cargo fuertemente por las piernas, alzando ambas y dejándolo de espaldas a él. Sanji casi grita por la imprudencia y tuvo que rodear su brazo por el cuello del ajeno para no caerse. Lo iba a regañar, pero estando cargado y llevado hasta al espejo, le hizo poner rojo hasta el cuello al darse cuenta...

—N-NO ZORO! E-ESPERA! E.. ES MUY VERGONZOSO, POR FAv-.. OH FUCK!!! AHH~ MMMMM! —Tuve que morder fuertemente sus labios mientras estaba en un estado de vulnerabilidad extrema mientras Zoro le metía toda la verga nuevamente, llenándolo por completo y dejandolo a la vista del espejo. Sanji no podía ocultar sus facciones de placer, y veía perfectamente como esa enorme verga desaparecía adentro de su caliente trasero, se sentía tan bien que comenzó a llorar nuevamente; nunca antes se había sentido tan sencible al follar, hasta que conoció lo que es que Zoro lo coja.

— ¿Me pides que espere? Ah~ Pensé que esto era lo que querías,.. tsh pareces una zorra lloriqueando de placer, ¿Quien vino a mi cama a chuparme la polla? ¿Mmhg? Ah... Yo estaba durmiendo tranquilamente, cariño...—Susurraba profundamente entre jadeos en el oído del rubio, comenzando a besarle la oreja y metiéndole la lengua ahí, dejándolo en un mar de gemidos expuestos.
Zoro tampoco aguantaba el inmenso calor y placer, y ver desde ese hombro ajeno como Sanji lo disfrutaba, era como si el diablo lo estuviera provocando con lo peor. "Que sexy...!!!"

—Tsh a- ahhm~ ah~ yo... Yo no hice eso Mmhg~ men-mentiroso —Trataba de excusarse vagamente, sin siquiera pensar una excusa buena por tratar de contener los gritos; aún era de noche y no estaban solos en el barco...

Zoro se excito más y tuvo que apretar fuerte sus dientes al notar como Sanji lo negaba. Las manos que sostenían esas sexis piernas blancas apretaron tan fuerte estas que soltó un quejido de dolor ese lindo rubio, agarrandolas con tanta firmesa cuando comenzó a embestirlo de manera salvaje y rápida, haciendo que sus testículos reboten y golpeen esas nalgas, provocando así que el semen interior comenzará a hacer desagradables chapoteos húmedos por la penetración desenfrenada. Sanji hecho su cabeza hacia atrás sin poder dejar de gemir y temblar, soltando ese vapor por su boca que no podia cerrar y comenzaba a chorrear un hilo de baba que empapaba su barba, aferrándose fuertemente a Zoro mientras ese hombre veía por el espejo la vista tan cadente y lujuriosa; digna de una película porno.