Prólogo

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El reino de las sombras, enero 1861

El primer llanto de un bebe, probablemente el momento más esperado en la vida de los padres: Este podría haber sido el caso, de no ser porque él bebe milagroso, fue considerado la reencarnación del diablo.

El primer niño sobrenatural en ser la pesadilla de cualquiera.

En el aquelarre de la Luna, la primera mujer mitad lobo-mitad bruja había dado a luz a lo que el mundo llamó: El hijo del Diablo.

Esposa de un hombre lobo poderoso, había engendrado al hijo de un vampiro.

El hijo milagroso.

En teoría, las especies no podían cruzarse, cuando eso sucedía, los hijos de estos resultaban demasiado peligrosos para el mundo. Asi que la santa inquisición de las brujas mandó a aniquilar a todo híbrido existente.

Excepto a uno, y por consecuencia, al siguiente de ellos: el más peligroso de todos.

La mujer gritaba de dolor sobre la mesa de aquel viejo molino, adaptado para que ella pudiera parir. Era el evento histórico más grande jamás presenciado: un bebé de las tres facciones sobrenaturales.

Su cuerpo se desgarraba, su piel se despegaba de sus huesos, y su fuerza vital ya no podía mantenerla viva. Estuvo en labor de parto durante doce horas, él bebe había absorbido todas las fuerzas que tenía para vivir.

Su cuerpo temblaba y creía que no iba a durar mucho tiempo más. Llena de sudor, heces y sangre: la mujer se desmoronó. Su cuerpo cayó y el primer llanto del bebé fue lo único que la tranquilizó.

Las brujas a su alrededor tenían otros planes.

Tomaron al bebé en el momento en que la mujer dejo de gritar, dejaron que lo observara y luego se lo arrebataron.

—Esperen—pidió con sus pocas fuerzas—. ¿A dónde lo llevan?

El heno en el molino comenzó a incendiarse, las brujas estaban preparando un sacrificio.

—A donde pertenece.

La mujer jadeaba, aún adolorida y demasiado consternada por la situación.

—Fuego al fuego— la bruja que se encargó de ayudarla a parir fue la misma que la detuvo—. Esa criatura matara a todo sobrenatural que se conozca, las abominaciones deben volver al infierno del que salieron.

El fuego comenzó a expandirse hasta llegar a sus ojos, de repente no tenía fuerzas ni para gritar.

Su piel ardía y lo último que notó antes de morir fue a las brujas arrojando su hijo al fuego.

Crónicas de la magia: El reino de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora