El frío azotaba con todas sus fuerzas en la mañana. Como sí suficiente no fuera el estar afuera del castillo para sus actividades, se encontraba en su forma lobuna, disfrutando plácidamente del viento.
Dentro de unas semanas sería la próxima luna llena, y si bien quería mantener las apariencias, esperar tanto para transformarse no estaba siendo de su agrado.
Tenía cosas en las que pensar, ella era un chica inteligente, tendría que averiguar cómo estar en paz en esa academia.
Todo era verdaderamente nuevo, pero había lidiado con cosas nuevas antes, solo necesitaba escapar un momento de todo el estrés adquirido.
Brujas, cadáveres, sociedades secretas, campamentos de bestias, enemistades nuevas y estatuas embrujadas. Podían solucionarse fácilmente si se tomaba su debido tiempo para analizarlo.
Sus patas blancas y peludas se enterraban en la nieve, el bosque que rodeaba la academia resulto ser más reconfortante de lo que pensó.
El sonido del viento moviendo las hojas de los árboles, el lento caer de la noche y las luces resplandecientes que rodeaban el patio trasero del castillo le recordó a Jade porque amaba tanto estar en transformación.
Tenía que enumerar sus prioridades, la primera de ellas sería averiguar el globo en la oficina del director, cosa que venía arrastrando desde el primer día por el asombro de las nuevas cosas que llevaba esta escuela. Pero ahora estaba decidido, se metería en la oficina del director y estudiaría el globo.
¿Cómo? Sencillo, haría magia dentro de la oficina y notaría cómo funcionan las luces. Una vez asegurada, las encantaría.
Eso era sencillo, el segundo en su lista (ya con su magia disponible, porque ahuyentar las luces del globo le permitiría hacer otro hechizo para ocultar su magia) sería Connor.
Connor era un pequeño dolor de cabeza, no confiaba completamente en su palabra, y si bien Evan lo defendía a puño y espada, ella no confiaba en él.
Lo haría hablar, de todo y desde el inicio.
Primero debía hablar con Evan, no se sentía justo obligar a Connor sin el conocimiento de Evan. Por mucho que le gustará hacer las cosas a su manera, Evan era importante, él debía estar al tanto.
Lo demás era aún más sencillo, podía hablar con Josette y ciertamente no le disgustaría.
Había algo en Josette, tal vez su misterioso entorno o su inteligencia escondida, que llamaba demasiado su atención e incitaba a seguirla.
De todas maneras, Josette era más soportable que muchas personas dentro del castillo, incluido su padre y hermana.
Cuándo el olor del bosque comenzó a relajarla, posicionada justo debajo de un gran castaño, el ruido de un animal la hizo prestar suma atención a su alrededor.
Una especie de conejo, un poco extraño para su forma habitual, se acercó tranquilamente y luego siguió su camino.
Jade encontraba realmente extraño todo este asunto de criaturas mágicas.
Jade cambió su forma lobuna por su estado físico cotidiano, más presentable, para volver a entrar dentro del castillo.
Jade tenía un hechizo simple para no aparecer sin ropa después de una transformación, principalmente por la incapacidad que causaba esta para pasar desapercibida.
El hechizo estaba directamente enlazado a ella, si alguien preguntaba era muy sencillo agradecer a alguna bruja con la que Jade se haya topado.
Dentro, caminó directamente por los pasillos espaciosos del castillo, pasando por aulas vacías y jóvenes en cubiertos, escondidos en algún que otro rincón con sus parejas.
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Crónicas de la magia: El reino de las sombras
FantasíaCon la mente poseída de traumas y con fantasmas arrastrando su pasado como eslabones, cada día parece ser el último. Con la prohibición de los híbridos y el inevitable ascenso de ellos, solo existe una frase que predomina: "No confíes en nadie".