ˏˋ°•*⁀➷A veces la vida de un semidios no es tan buena como un simple mortal piensa, los dioses abandonan a sus hijos todo el tiempo, este es ese caso, a los hermanos Bonave pasaron por el abandono de su padre, la decepción de su madre tras diez años...
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El día de esa fiesta secreta había llegado, la chica sabía que si se trataba de los amigos de Luke, iban a invitar a los más locos del campamento, así que sabía que eso se iba a descontrolar. Se despabiló y cambió a la ropa habitual para ir a desayunar junto a Luke y Chris, que se les había sumado estos últimos días.
—Buen día Luke, Chris.- Dijo la chica mientras se sentaba frente a ellos y dejaba la bandeja en la mesa.
—¿Luke ya te invitó a la fiesta? Por que no tengo problema en hacerlo yo.- Dijo Chris, era obvio que lo decía con sarcasmo para hacer enojar a su amigo y molestarlo, sabía que no le gustaba que otros hablen de Grace en su cara.
—Ya lo hice yo, ¿o no, Grace?- Dijo y miró a la chica, que se encontraba riendo ante el chiste de su amigo.
—Sí, sí... lo que digas.- Dijo y siguió comiendo.
—Escuché que van a hacer algo grande y con mucho alcohol, así que prepárense que esta noche va a ser la mejor de todas.- Anunció y se fué dejándolos solos para que comieran tranquilos.
—No le hagas caso.- Dijo y Luke y se quedó mirándola por un largo e interminable rato, a lo que ella sacó una sonrisa.
—¿Por qué me miras tanto?- Dijo la chica y se quedó pensando un rato.- Adivinaré, ¿ya me dijeron que me veo linda hoy?- Luke le sonrió en forma de que había acertado, a lo que la menor también lo hizo.
La mañana había transcurrido como normalmente lo hacía, sólo que esta vez, Luke le había dicho a Grace que viniera un rato a la cabaña con sus amigos así los conocía y no se perdía en el bosque. La chica apareció en la cabaña a eso de las tres de la tarde, siendo recibida por Luke y algunos hijos de Hermes que ella ya conocía.
Luke la llevó hasta las últimas camas donde estaba la suya y la de algunos que irían a la fiesta. Se quedaron haciendo chistes y riendose por toda la tarde, haciéndose amigos entre el grupo.
Había llegado la hora de prepararse e irse a la cabaña, a eso de las cuatro la chica entró a la ducha, se bañó rápido y se fue a arreglar. No se maquilló mucho, pues no sabía hacerlo, solo se hidrató la cara y se puso un poco de rimel. Arregló su cabello ondulado, le puso un poco de brillo a este y lo peinó.
Se había puesto un vestido negro sin mangas con una corbata a juego roja, habían decidido con Luke combinar sus atuendos, así que de zapatillas se puso las blancas de siempre. Salió de su cabaña y se dirigió a la casa del bosque, donde el chico la estaba esperando ya listo.
La chica tocó la puerta y le abrió el mayor. Se saludaron con un abrazo y ambos se sentaron en el sofá y empezaron a hablar para perder el tiempo.
—Me gusta tu camisa.- Dijo la chica mirandolo de arriba a abajo.
—Te la puedo prestar si quieres.- Le respondió el de rulos y tomó un trago de sidra.
—Me quedaría muy grande, Luke.- Se rió e imitó la acción del mayor, que soltó una leve carcajada.
