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- Les agradezco a ambos, desde ahora me encargo yo.- Anunció el castaño para ambos.
- Bien, si algo en que pueda ayudar me llamas, si?
- Claro, te veo luego.- Se despidió dejando un corto beso en la mejilla del rubio. - Adiós Soobin.- Terminó con su despedida.
Taehyun y Soobin le habían ayudado a cuidar de su amigo, y Beomgyu estaba más que agradecido con ambos de que ayudaran a llevarlo a su cuarto. Ahora solo le quedaba hablar con Yeonjun a solas, aunque no tenía idea de qué decirle, todo había pasado tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de procesar algo que decir y muy seguramente el mayor tampoco, pero aún si solo debía escucharlo llorar mientras lo abrazaba, ahí estaría para el.
- Yeonjun.- Le llamó una vez la puerta fue cerrada, todo el cuarto estaba a oscuras y solo podía dilucidar la silueta del mayor sobre su cama y el sonido de su llanto. Supo cuando no obtuvo respuesta que solo debía acercarse. - Siempre te advertí que el te lastimaría.- Suspiró recostándose a su lado. - No quiero retarte solo digo que.. no importa, estoy aquí así que encárgate de sacarlo todo, hoy y todas las veces que haga falta, aquí estaré y hmm.. dios, quisiera que se me ocurriera algo mejor que decir..- Esta vez sus palabras salieron con más decepción de el, es que temía no ser de ayuda para su amigo.
- Está bien.- Respondió con su voz quebrada, sorbiendo su nariz. - Estás conmigo y es suficiente.- Le hizo saber, abrazándose a su cuerpo.
Yeonjun claramente sabía que su amigo estaba molesto, por todas las veces en que le advirtió como las cosas acabarían y el no le hizo caso, pero sabía que su enojo no era con el, sino consigo mismo por terminar con la razón. Y ciertamente Beomgyu no estaba feliz, nunca saldría un "yo te dije" de su boca, estaba molesto porque siempre supo que Kai no valoraba el amor que Yeonjun tan fácilmente le entregaba, y aunque era cierto que agradecía que al fin su amigo lo viera tal cual es, estaba enojado con cual fuera la maldita fuerza del universo que puso a un idiota así en la vida de su amigo cuando claramente no era lo que merecía.
Beomgyu tampoco había olvidado el incidente de la tarde ni el detalle que había conseguido el perdón de su amigo, la mentira de Huening sobre cuidarlo estando ebrio. Incluso a él le había hecho dudar si no lo habría juzgado mal todo este tiempo y al no ser así, estaba más que agradecido de no haberlo aceptado nunca, ni siquiera cuando su amigo estaba tan emocionado por oficializar lo que tenían, su alegría era amarga porque sabía lo malo que era Huening para su Yeonjun pero también le hacía bien ver su sonrisa volverse habitual gracias a un niño inmaduro.
Yeonjun por su lado estaba agradecido de tener a su mejor amigo, a quien no le importó escucharlo ahogarse en su llanto toda la noche y limpiar sus lágrimas cuando se acumulaban en sus mejillas, pero supo de inmediato que era hora de darle un descanso en cuanto sintió su cuerpo relajado y la mano que antes acariciaba su cabello, caer lentamente. Lo cubrió con la cobija y cerró las percianas para que el sol ya no lo molestara.
