De las cosas favoritas de alec era dormir, literalmente no había nada que amara más, podría hacerlo por 24 horas seguidas si no fuera porque necesitaba comer e ir al baño. Pero a pesar de ser de sus cosas favoritas no era algo que pudiera hacer cada vez que quisiera, y no porque estuviera muy ocupado, sino que el insomnio era su fiel acompañante todas las noches. Y era algo que odiaba, más cuando necesitaba hacer algo importante al día siguiente, su mente divagaba tanto que incluso sentía que se cansaba mentalmente de tanto sobre pensar.
La única manera en que pudiera dormir bien era tomando algún medicamento, cosa que no le agradaba demasiado ya que al día siguiente se seguía sintiendo somnoliento y no desarrollaba con normalidad sus actividades, pero para su sorpresa siempre que compartía cama con robleis (cosa que había hecho pocas veces) se sentía completamente comodo para dormir, solo necesitaba abrazarlo o dejar que el argentino se recostara en su pecho para quedarse dormido con solo cerrar sus ojos.
Talvez era la manera en que sus cuerpos parecían encajar perfectamente al abrazarse lo que lo hacía sentir cómodo. O el pasar su brazo por su cintura evitando que se sintiera solo. O tan solo era su olor, dicen por ahí que cuando hueles a la persona que amas te sientes protegido. Para Alec no había una razón que supiera detectar, simplemente amaba dormir con Tomás y si por el fuera lo haría todas las noches... Aunque sería algo raro mudarse con su mejor amigo y pedirle que dormirá con él, así que aprovechaba esos pequeños viajes que hacía para verlo muy de vez en cuando.
—buenos días— un pequeño susurro se colo entre su microsueño y sintió una mano recorrer su cabello causándole una sensación de relajación. Se movió un poco sin querer despertar y se abrazo más al responsable de despertarlo. —dalee matthew, ya me dió hambre y vos dijiste que cocinarias algo.
—dile a gisell— el colombiano murmuró aún adormilado y paso su pierna por encima de las del más bajo.
—¿y como querés que le diga si me tenés secuestrado?— se quejo tratando de moverse pero el otro apretó su agarre haciendo reír el argentino. —mateo.
—¿Ummm?— se acercó más escondiendo su rostro en el cuello de Rob consiguiendo que se pusiera nervioso al sentir la respiración del colombiano acariciar su cuello.
—en serio tengo hambre— trato de no sonar nervioso y volvió a poner su mano en el cabello de alec para enrredar un poco sus dedos en éste.
Alec hizo un sonido parecido a un gruñido. Tomás paso su mano a su mejilla y la acaricio un poco sintiendo pequeñas cosquillas en las puntas de sus dedos. Alec sonrió sintiéndolo y suspiro apartándose para ponerse por encima de Tomás al sostenerse con su brazo para no estriparlo.
Rob se quedó estático y sintió su corazón palpitar a 100 por minuto viendo el cabello negro de alec caer sobre su propio rostro cubriendole las cejas en algunas partes, sus ojos estaban algo hinchados por haber dormido al igual que sus labios, sus labios... Ni siquiera pudo apartar su mirada de ellos y si no fuera porque aún estaba completamente pegado a la cama lo hubiera besado casi sin pensarlo.
—buenos días, cansón— no lo dejo responder y le dió un beso rápido en la mejilla antes de ponerse de pie al pasarse por encima del argentino y caminar fuera de la habitación.
Rob suspiro viendolo salir y paso su mano por su rostro deshaciendo de sus pensamientos.
—por fin despiertan wey— selly se encontraba arreglándose sentada en el sofá con los pies sobre este mismo, ni siquiera había apartado su vista del espejo que tenía en las manos estando completamente concentrada en aplicar su máscara para pestañas.
—¿tu que haces despierta wey?— Alec paso por su lado moviendola del hombro causando que la chica respondiera con un golpe cerca a su pelvis por haberla hecho manchar de rimel.