¿Tu otra vez?

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Después de aquel repentino suceso que no era nada del otro mundo, Victor prosiguió su marcha a un paso firmé.

Pero por una extraña razón no podía quitar ese pensamiento de haber visto a la misma persona en otra ocasión, sentía la rareza de haberla visto en otro momento, se cuestiono durante todo el camino a casa, el haber mirado aquel rostro, no sabía el cuando, el por qué le resultaba familiar.

Al llegar a casa saco todos esos pensamientos de si ya que de todos modos no le servían para nada y no es cómo que la fuera a volver a ver.... oh eso creía el.

Abrió la puerta de su hogar para ser recibido por aquel aroma tan peculiar y distinguido de su hogar, un aroma de libros nuevos y flores además de un lindo olor a limpio, siempre había adorado aquel gustoso olor a su olfato.

Después de apreciar ese momento se dispuso a saludar a su madre quien ya se acercaba para darle la bienvenida, ella era una mujer muy hermosa, una linda sonrisa cálida a quien la presenciará, un rostro que parecía ser la nobleza y humildad representado en el, definitivamente era la primera impresión que daba al verlo y así era ella la mujer más amable que podría conocerse pero tampoco es alguien que se deje llevar por ello también tiene su lado firme.

El comentario más común de escuchar de una persona que los conociera a ambos, era el gran parecido que tenían, aúnque no del todo.

El chico esbozo una enorme sonrisa al ver a su madre, para el, ella era la persona más importante en su vida.

Su madre lo abrazo para después preguntar el como le había ido, a lo cual el muchacho respondió que nada nuevo en particular, solo aquel pequeño incidente, después de mencionar eso su madre lo escucho con atención todo lo que le relataba sobre su lectura y cosas que hizo en el campus, al momento de terminar de narrar aquello su madre lo detuvo un instante para preguntar sobre el incidente que menciono antes, algo que le resultó muy sencillo de explicarle pues solo había sido un momento, a lo que su madre solo rio para después seguir con lo suyo.

El joven subió a su recamara para hacer algunos deberes antes de bajar a ayudar a su madre con lo que necesitase, al momento de acabar guardado sus cosas y preparo todo para el día siguiente que sin duda alguna sería más agotador de lo normal, debido a que sería el festival deportivo anual, el cual es un evento organizado por varias escuelas para probar el rendimiento físico de sus alumnos y desde luego tendría una recompensa que no vendría mal a ninguna institución.

Así transcurrió el resto de la tarde hasta el día siguiente.

Su madre subió como era costumbre a la habitación de su hijo para despertarlo, aunque claro ya sabía que su hijo era responsable de si mismo, no quitaba esa costumbre, al parecer su pequeño ya era un chico de 17 años pero para ella siempre sería su pequeño, su madre abrió las cortinas de la enorme habitación bien organizada para después sacudir al chico, a lo que esté se levantó dando los buenos días, entro sin más al baño para tomar una ducha y vestirse con el uniforme correspondiente, su madre bajo para servirle el desayuno mientras el se aseguraba de llevar todo.

Después de aquello se encamino a su escuela, siempre caminaba y rara vez llegaba a tomar el autobús, le era costumbre caminar mientras observaba su alrededor.

Unos enormes jardines plagados de tulipanes y demás flores a la vez que grandes árboles que siempre daban un aire de frescura gracias a su sombra, la leve brisa un tanto fría que pasaba por su cara si que ayudaba a relajarse.

Y así camino contemplando todo aquello hasta que llegó a la gran puerta que daba entrada a la institución, donde ya varios estudiantes cruzaban, el cómo cualquier día se dirigió a su aula para recargarse en la ventana para mirar por fuera de ella y ver el cielo que radiaba, demas estudiantes siguieron llegando, cada quien en su propio mundo, unos hablando sobre moda y otros sobre el festival en el cual debían participar obligatoriamente, aquello no era el contento de muchos.

Pues ya que varios eran nada más y nada menos que pésimos en ello, pero solo lo hacían por calificación que sin duda adquiría un gran significado para ellos en esta etapa, dependían de ella muchos o para otros simplemente no les vendría mal, pero siempre hay alguien que le gusta captar la atención.

En ese momento llego al aula Liam el deportista de la clase que sin ninguna duda tenía planeado ganar está competencia y eso no era secreto, todos lo sabían, y confiaban que lo hiciera para ellos obtener los puntos por participación de clase, este tipo llegó como siempre alardeando sobre su próxima victoria.

Víctor como era de esperarse le daba igual lo que hiciera el, no le importaba si ganaba o perdía, o incluso cuando se ponía a gritar en medio de la escuela por el simple hecho de haber perdido algo, pero algo lo hizo girar su mirada hacia el, bueno no a él si no a la persona que lo acompañaba.

La voz que hablo era la misma que lo había llenado de duda ayer por un rato, al voltear completamente afirmo que era la misma chica: alta, cabello un poco ondulado de color castaño que rimaban a la perfección con el color de sus ojos... un café claro que al momento del sol posarse en ellos destacaba esa mirada que deslumbraba por su cautivador brillo, su mirada era simplemente hermosa, sus gestos absolutamente todo le pareció la recreación misma de las historias de sus libros.

Para el se veía Afrodita misma en esa chica pero haciendo señalamiento no se veía solo así para el, si no a mirada de cualquiera, la observo por un momento más para percatarse que la razón por la cual se le había hecho familiar era por qué era la hermana del chico tan molesto para todos, desde luego ella era lo contrario a su hermano, tenia una educación para hablar muy admirable además de su gran amabilidad y gentileza.

Después de darse cuenta de todo eso, su mirada se terminó topando con la de aquella chica, fue una simple conexión instantanea, los dos se reconocieron a lo que ella solo le dió una sonrisa en forma de agradecimiento por lo del otro día, a la cual este respondió en forma de respeto para volver a seguir con lo que se encontraba haciendo, dejando de lado eso, ya que no era algo que le emocionase simplemente se le hizo sorpresivo haberla visto ayer en ese lugar y no reconocerla. Pero su mirada se volvería a enfocar en ella, al verla acercándose... ¿hacía el?.

Tan Hermosa Como La Poesía © || Hanne Rossy || Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora