Capítulo 8

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Olivia


Los días pasan, los recuerdos se borran y los pactos con fecha de caducidad llegan al termino, nada es efímero, así como nada es perenne y eso siempre lo he tenido claro. Es por ello que me encuentro en el dentro de una camioneta con vidrios polarizados y en el estacionamiento del Penthouse de Rainer junto a un Kylliam impaciente por reencontrarse con su padre.  

Nadie te prepara para los golpes que te da la vida, tú eres quien debe aprender a esquivarlos o simplemente afrontarlos sin tomarles demasiada importancia. Si bien, sabía que este día iba a llegar, jamás creí que sería tan pronto y mucho menos con Kylliam a una edad en la que no puede comprender. Tuve suerte de que él simplemente tomara la noticia como si hubiese sido lo mejor en el mundo, ¿fue lo mejor? Jamás lo sabré.

—¿Ya va a llegar mi papi? — Frota sus pequeñas manos con desesperación, sus mejillas están sonrojadas a pesar del aire acondicionado, así que intuyo que no es por la alta temperatura subyacente, sino, por la emoción de ver a quien tanto ha ansiado.

—Está en camino, ricitos. — Alboroto su cabello.

Solía llamarlo ricitos, fue un apodo que Ruel le dio cuando nos visitó por primera vez. Según él, jamás había visto un niño con los rulos tan perfectos. Eso solo alimentó mi ego, puesto a que después de todo, la mitad de sus genes fueron heredados de mí. Yo hice la mitad del trabajo.

Me distraigo un segundo y la puerta se abre.

Reconocería donde sea al hombre que se encuentra detrás, fue mi cómplice en diversas ocasiones y el único que siempre hizo amena mi relación con la familia Greenwood.

—Los licenciados ya se han ido, solo queda la trabajadora social que va a estar observando todo el proceso junto con la psicóloga que Rainer contrató por órdenes del juez. —Asiento.

Fue una de mis condiciones escritas, pues de ninguna manera me pensaba arriesgar a que Ky siéntese algo negativo, no es un tema fácil de sobrellevar a pesar de que lo tome con naturalidad. Además, hoy llega Nicholas de su viaje, y ha preparado una sorpresa que por más intentos, se negó a cancelar, así que con la psicóloga a cargo, creí que me sentiría más segura de dejarlos solos por un lapso improlongable de tiempo y no me equivoque, saber que hay un autoridad capacitada me provoca no caer en un ataque de ansiedad.

—Pueden subir, señora... — Saco la cabeza del coche y le doy una mirada de odio.

—Fuiste mi cómplice y ahora me llamas "señora". — Me burlo un poco. — Esperaba más de ti, Levinson...

—Es difícil volver a llamarte por tu nombre si han pasado cinco años y tienes al primogénito del cabeza hueca.— Aún en mi incomoda posición me río.

—Estoy segura que no esperabas que Kylliam tuviera parentesco con el cabeza hueca. — Sonríe, ya ha dejado su pose de guardaespaldas, ahora solo es Levi, el padre y consejero de Rainer.

—Ya lo sabía. — Se encoge de hombros. Adentro, Ky jala de la falda de mi vestido en búsqueda de mi atención. — Era imposible no notar parecido entre la familia; el lunar de los Greenwood, la forma en la que comía y sobre todo en su caminar, todo era tan lógico que me sorprende que Rainer tardase en descubrirlo.

—Hombres. —Suspiro en broma, es la única forma de no volverme Loca ante la tensa situación.

—Lo dice la que parió a uno. —Me quedo en silencio y él sonríe, el maldito tiene razón.

sin restricciones (#2 bilogia Greenwood) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora