R. G
—¡Déjate de estupideces y habla! ¡Joder! — Vocifero molesto. Odio que hagan ese tipo de cosas, si vas a hablar, hazlo, no te quedes callado teniendo a los demás a la Expectativa.
—Ella está estable por ahora. — Suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo.
Ella está bien, está viva.
Llevo mis manos a mi cabeza y alboroto mi cabello. Siento que el aire comienza a fluir por mis pulmones e inclusive mi abdomen deja de contraerse.
—Debo felicitarte por traerla cuanto antes. — Él me toma asiento. — Te explico. Sus niveles de glucosa estaban por el suelo, de modo en que estuvo a nada de un coma diabetico...
—Olivia no es diabetica.— Lo interrumpo.
—Según lo que arrojaron los estudios es una prediabetes, aunque después de esto no sé si podría llamarla así, pues para llegar a este punto tiene que padecer de diabetes. — Mi nariz se arruga y mis cejas se curvan.— el termino correcto es Hipoglucemia.
—Ella está bien, es una persona sana. — Aclaro. No puedo aceptar que Olivia padezca de ello.
—Tal vez ha pasado por mucho estrés o ha tenido grandes sustos o simplemente a ingerido azúcares en exceso. Hay distintos factores involucrados. — Me levanto de la silla. — Si a eso le sumamos la poca presión con la que llegó, es un milagro que ella esté consciente.
—¿Ella...?— Lo observo clavado mi mirada directo a la suya.
—Aún no hemos hablado acerca de su diagnóstico, preferí que fueses tú quien se enterara primero. — Asiento dándole a saber que estoy agradecido por la decisión que tomó. — Seguiremos haciendo estudios, posterior a ello dictaminaremos qué tratamiento debe seguir hasta que se controle.
—¿Controlar?
—La diabetes no es curable, solo se trata para tener una mejor calidad de vida, pues he de decir que apartir de ahora, la señora no podrá seguir con sus mismos hábitos. — Asiento, ya más tarde hablaré con Ruel. Tengo dinero, mi hermano es un maldito dios de la medicina y conoce a las personas correctas. Confío en que será suficiente para que Olivia vuelva a estar sana.
—¿Puedo...
—Seguiremos haciendo estudios, una enfermera te llamará cuando puedas ingresar, sin embargo, te prometo que está en las mejores manos, hay un grupo de enfermeras militares que están cuidando a Olivia y la tenemos aislada en una habitación propia alejada de los demás pacientes. — Asiento. Es lo mínimo que espero, es mi hospital, por mí todos los que están de guardia tienen un trabajo estable y pagas justas.
—Su salud y el trabajo de todo el personal queda en tus manos, Esteban. — Él traga y asiente antes de irse.
Mientras espero la aprobación de ingreso, le envío un par de mensajes a Rebecca informándole todo lo que ha sucedido y tras una pequeña discusión, ella acepta quedarse en mi penthouse hasta que Olivia se recupere y podamos llevar en marcha su plan de escape. Arrnie no tiene autorización de entrar a mi hogar, desde que Kylliam pasa la mayor parte de su tiempo en casa decidí que tendríamos un mejor sistema de seguridad, por ello aumente los guardaespaldas, cámaras y otros implementos que mi empresa ha desarrollado para mí. Nadie quien no sepa las claves de seguridad, tenga su huella táctil en el registro y sea aceptado por mi desde una aplicación de mi teléfono luego de escanear su cuerpo sin que se percate, puede ingresar tras haber pasado por los guardias. Suena extravagante; no obstante, soy hijo de Richard Greenwood, el imbécil que desapareció y que quiere hacerme la vida imposible. Los únicos con el permiso sin tener que pasar por dichas pruebas es mi familia, Olivia, Levi y los demás guardaespaldas de confianza.
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sin restricciones (#2 bilogia Greenwood)
RomanceCinco años han pasado desde el día en que lo cambio todo y aunque en ese momento no se veía una luz al final del camino, para Olivia, la vida no podría ir mejor. Tiene todo lo que deseó y más. ¿Qué pasa cuando las piezas se mueven en tu contra y aq...