Capítulo 15 (especial 2/3)

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O. B.

Lo primero que visualizo al abrir los ojos es la pequeña silueta de Kylliam, él está a mi lado observandome con el rostro inundado en lágrimas. Busco el reloj de techo para observar que la manecillas grande marca el número cinco, confirmandome que ya es tarde.
Mis ojos caen en cuenta de que mi hijo no está solo, en el sofá de la esquina se encuentra la figura imponente de Rainer quien carga un ramo de lo que reconozco son Orquídeas rojas rodeadas por peonias rosadas.                  

¿No estoy soñando?

Hasta donde recuerdo esta mañana desperté  y tras una chala con el médico quien me explicó mi nuevo padecimiento y lo que me había sucedido, me quedé por la tarde con Nicholas hasta que su padre lo llamó ordenándole salir de la ciudad con destino a Marruecos, fue lo último que dijo antes de marcharse, pues quedó en darme los detalles más tarde una vez que abordara el avión.

—¿Mami? — El labio de Kylliam tiembla, yo sonrió pues no podría verse más adorable, realmente los genes de Rainer combinados con los míos son una majestuosidad..

—Hola, Amor. — Susurro intentando sonreírle.

—Papi dijo que podíamos verte y te hice un dibujo. — Lo observo sacar un papel de su bolsillo, me lo extiende y lo tomo. —somos los tres, y la tía Becca está atrás

Río.

Admiro el dibujo. Efectivamente somos los cuatro, Rainer a la derecha, Kylliam en el medio y yo a la izquierda. Habría deseado que hubiésemos sido nosotros; supongo que mi hijo vivirá solo con la ilusión, las decisiones que tomamos nos trajeron aquí y no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo.

—Gracias, precioso. — Tomo el torso de su mano y lo beso.

—Papi te trajo flores. — Chilla Kylliam con una emoción notable . — Las buscamos por toda la ciudad.

—Mentir es malo. — Se incorpora el aludido. — Es solo un pequeño obsequio.

Rainer acerca el ramo, y si de lejos lucia precioso de cerca es maravilloso, las flores lucen irreales.

—Gracias, Rain. — Él asiente.

—Espero que estés mejor, anoche realmente me asustaste y...

—¿Anoche? —Interrumpo confundida.

—¿No lo recuerdas? —Niego y sonríe. —  Llamaste antes de perder la noción, yo fui quien te trajo a este hospital y quien está cubriendo todo...

— Nicholas dijo que él fue quien me encontró y trajo.

Mi cabeza da vueltas, no lo recuerdo, por más que busco en mi mente, no logro encontrar el recuerdo de Rainer y aunque tampoco lo hago de Nick, a mi cerebro le hace más lógica puesto a que apenas abrí los ojos, él estaba ahí.

—Él llegó por la mañana, yo fui quien pasó toda la noche esperando un diagnóstico y apenas supe la gravedad del asunto partí a casa. — frunzo el ceño, si sigo así tendré arrugas muy pronto. — Puedes constatarlo con Esteban, tu médico. —Niego, no tengo razón para creer lo contrario, sería una estupidez de Rainer tomarse el crédito.

¿Con qué pretexto lo haría? No hay nada que nos una excepto una relación de padres de Kylliam y una nueva amistad.

— Sobre eso... — Se cerca un poco más, casi a la misma distancia en la que mi pequeño se encuentra. —Hablé con Ruel y tras explicarme tu padecimiento, quedó en investigar acerca de una cura aún si no existe al mercado.

—No tienen nada que preocuparse. — Le sonrió. — Agradezco su ayuda, sin embargo estoy bien. Es un padecimiento grave a largo plazo, pero pienso cuidarme para que no se convierta en una problema.

sin restricciones (#2 bilogia Greenwood) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora