CAPÍTULO 5 - RETORNO

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La habitación estaba en silencio, un silencio solo roto por las respiraciones agitadas de dos personas. Tenko tomaba aire, agotado y algo dolorido, tapándose los ojos con el brazo mientras su pecho subía y bajaba; a su lado, Toya miraba al techo, y al igual que su acompañante tomaba aire de forma pesada. No recordaba la última vez que había tenido una sesión de sexo tan demandante, hasta el punto de quedarse sin aliento y acabar exhausto.

Mientras el sudor caía por su frente y bordeaba las curvas de su cuerpo desnudo sobre la cama, el movimiento de Tenko le llamó la atención, pues el peliceleste se había girado para darle la espalda.

—¿Qué pasa? —preguntó el pelirrojo.

—Todoroki, no me importa para nada que me busques para sexo, es mas, me encanta, pero, no me gusta sentirme un objeto...

Toya suspiró y se giró para mirarlo a la espalda, pudo ver en su clavícula unas marcas de dientes, y en sus brazos algunos moretones, provocados por la dureza de sus agarres.

—No sé que te habrá puesto así... pero no creo que yo tenga que aguantar que me muerdas, o me pegues o me trates con tante rudeza —Tenko suspiró —sabes que el sexo contigo me gusta, y no me importa que alguna vez sea duro, pero te pedí varias veces que fueses mas despacio y no me hiciste caso.

Toya gruñó, molesto por haber provocado eso, se incorporó y se sentó en la cama.

—Lo siento... me descontrolé, no quería hacerte daño.

En un principio, el peliceleste no dijo nada, solo se cubrió totalmente con las mantas de la cama mientras el crujido del colchón rompía ese silencio.

—Vale... ahora por favor, vete.

Toya agachó la cabeza y se frotó la cara, agobiado; se levantó, buscó su ropa y comenzó a vestirse, acercándose a la puerta.

—Me voy, lo siento.

Una vez en la calle, apoyado en la puerta metálica del edificio de apartamentos donde vivía Tenko, Toya suspiró y miró al cielo, viendo que empezaba a hacerse de noche.

—Maldito Keigo...

Tras soltar aire, caminó hasta su moto, aparcada en el estacionamiento cercano y se subió a ella, se puso el casco y agarró su teléfono. Pensó en donde podría pasar la noche, porque era obvio que no iba a volver a aquel apartamento y Tenko no quería verle, tras gruñir llamó a Jin.

—Hey, Bubaigawara... ¿te importa si me quedo esta noche en tu casa? —preguntó con un tono de voz suave, casi dulce, intentando así no alertar a Jin.

—Claro, hoy Toga-chan y yo íbamos a ver una película, si quieres te puedes apuntar.

—Perfecto, voy para allá, yo llevo la cena —dijo con una sonrisa.

—Nos vemos —respondió Jin y luego colgó.

Toya suspiró, ya tenía resuelto el tema del alojamiento, ahora debía solucionar dos asuntos; el primero era agarrar ropa, pues había salido sin nada y debía agarrar una muda de ropa y el uniforme; y la otra era llamar a su padre para que le relevase de aquella guardia, no podía soportar estar mas tiempo cerca de aquel rubio irritante.

Toya apretó los dientes y gruñó al volver a pensar en Keigo y en todo lo que le estaba haciendo sentir esos días, él no era una persona tan irritable ni tan molesto con todos. Se sentía bastante mal por lo que le hizo a Tenko, él no se merece nada de eso y todo era por culpa de ese rubio asqueroso.

—Mierda...

Toya condujo por la ciudad hasta llegar a un minimercado, allí agarró lo primero que vio comestible, y tras pagar, y salir cargado con unas bolsas llegó hasta su moto y tras subirse agarró nuevamente el teléfono, y tras sacar una bocanada grande de aire pulsó el botón de llamar.

Mi Protector (DabiHawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora