Keigo seguía sentado en la cama, con la mente totalmente bloqueada, incapaz de pensar con claridad. Toya seguía delante de él, pues según él, habían atrapado al asesino de ese chico. Eso había hecho que Keigo se alterase, pues eso era imposible.
—¿Me has oído, Keigo? —Toya se mantuvo de rodillas en la cama sobre él, poniéndole las manos en las mejillas mientras sonreía —han atrapado a ese malnacido, ya no tienes que preocuparte por nada.
Todo dentro de Keigo empezó a derrumbarse, sabía que algún día debía enfrentar aquello, pero no esperaba que fuese tan pronto y menos cuando por fin se sentía tan bien con Toya, pero esto haría que todo se perdiese.
—To-Toya...
—Keigo, venga, desayuna y vístete, tenemos que ir a comisaría, tienes que ir al a ronda de reconocimiento para estar seguros —Toya se bajó de la cama y salió de la habitación —yo te preparo el desayuno, vístete —dijo con una amplia sonrisa antes de abandonar la habitación.
El rubio apretó las sábanas, al igual que sus dientes y golpeaba el colchón con un puño, aguantando las ganas de llorar, estaba harto de perder cosas por ese hombre.
Tras pasar el desayuno sin apenas decir nada, y viendo la felicidad de Toya, llegó la hora de irse. El pelirrojo agarró sus llaves y se acercó a Keigo, que estaba de pie en el centro del salón.
—Vamos —dijo acercándose a él y dándole un corto beso en los labios, para luego darle la mano y empezar a andar hacia la puerta. Fue a pocos centímetros de llegar a la puerta que Toya sintió resistencia y miró a Keigo, que se había quedado quieto en el sitio.
—¿Qué pasa?... vamos, tenemos que ir a arreglar todo eso.
—Toya...
El pelirrojo vio la cara del rubio, y claramente no estaba contento, algo que no cuadraba. Toya redujo su distancia y se puso frente a Keigo.
—¿Qué pasa?... ¿estás nervioso?... no tienes que estarlo o tener miedo, estoy contigo, además ese maldito está preso, no puede hacerte nada.
Sin previo aviso, Keigo bajó su cuerpo y se puso de cuclillas, tapando su cara con las manos, Toya al verlo se asustó y se puso de rodillas frente a él.
—¡Keigo!, ¿Qué pasa?...
—Toya... —dijo con la voz cada vez mas ansiosa.
Con suavidad, Toya le puso las manos en las mejillas, acariciándolo con dulzura, y pegando sus frentes.
—Tranquilo, estoy contigo... —dijo procurando calmarle —cuando estés mejor iremos a sentenciar a ese maldito.
—No...
Toya separó la cara como un resorte, debido a la confusión.
—¿Cómo qué no?
—Toya... yo... mentí.
—¿Qué? —Toya no entendía nada, miraba a Keigo con los ojos entornados y las cejas alzadas.
Keigo suspiró y empezó a llorar, pues era incapaz de seguir mintiendo, y menos tras todo lo que Toya lo había cuidado.
—Mentí en mi declaración, describí a otra persona y no al que mató a ese chico.
—¿Qué quieres decir? —Toya no estaba seguro de si estaba escuchando bien.
—Mentí, si ese hombre sabía que le había delatado, haría todo lo posible para encontrarme y me habría encerrado, tiene mucho poder y habría sobornado a los agentes y le habrían dicho donde estaba y habría venido y... y... —Keigo comenzó a hiperventilar. Toya con rapidez, aun confuso y algo inquieto por lo que acababa de escuchar lo abrazó.

ESTÁS LEYENDO
Mi Protector (DabiHawks)
FanfictionSe ha producido un brutal asesinato en la ciudad, en uno de los callejones mas hostiles, y el único testigo es Keigo Takami, que por orden de la policía es trasladado a un edificio de apartamentos protegido. Toya Todoroki, un agente de policía relat...