Instantes después de separarse de Keigo, e ir a buscar a su hermano, Toya pensó que haber dejado a Keigo solo no había sido una muy buena idea, pero al principio pensaba que sería mas fácil buscar a Shoto si no tenía que cuidar del rubio, por eso lo dejó allí, donde nadie lo debería molestar.
Tras recapacitar, se dio media vuelta, dándose un golpe en la frente con su mano por haber sido tan tonto, suspiró y deshizo el camino. Apenas dio unos pasos y pudo ver a Keigo hablando con alguien, al desviar su mirada pudo ver a su hermano, sonrió e iba a echar a correr hacia ellos cuando vio que Shoto extendía la mano hacia Keigo y este hacía lo mismo hacia Shoto, y por un momento, arrasando con todos sus pensamientos e instalándose delante de todo, una palabra apareció frente a los ojos de Toya.
"Prostituto"
Una furia corrió por todo su cuerPo y avanzó a paso rápido hasta llegar donde estaban y con violencia agarró la muñeca de Keigo apartándolo de su hermano, en todo ese rato había estado fuera de sí y cuando vio la cara de terror de Keigo, volvió en sí, reduciendo la fuerza de su agarre y soltando la muñeca de Keigo, el cual se la agarró y lo miraba asombrado, confuso y temeroso.
—¡Toya! —llamó su atención Shoto, que aunque estaba allí, no había percibido la forma en la que su hermano había agarrado a Keigo —has venido —sonreía el adolescente.
En ese momento, Toya no escuchaba a su hermano, solo miraba a Keigo y la expresión de horror que tenía. Fue la señal para que se diese cuenta de lo que acababa de hacer. Por un instante algo se había apoderado de él, pues pese a todo, Toya no olvidaba como se ganaba la vida Keigo antes de todo esto.
—¿Hermano?
El pelirrojo seguía perdido en sus pensamientos, mirando a Keigo fijamente. Si algo había podido comprobar en ese tiempo que habían pasado juntos es que por ser un prostituto no significaba que fuese una mala persona o un degenerado, pues frente a él tenía un chico amable, risueño y gracioso.
—Kei... —comenzó a decir Toya alargando la mano otra vez para intentar tomar la mano del rubio.
—¡¡TOYA!! —gritó Shoto, alarmándolo y haciendo parar su acción para mirar al chico.
—Oh... si... ¿Qué pasa, Shoto?
—¿Qué pasa?... te estoy hablando y no me haces caso... —Shoto resopló —bueno, me alegra que hayas venido... —miró a Keigo que ahora se había volteado y había agachado la cabeza —estaba hablando con tu amigo cuando has aparecido.
Toya echó una rápida mirada a Keigo, que tenso, miraba al suelo y se seguía frotando la muñeca. Shoto lo miró y notó algo extraño, y tras mirar a su hermano y ver que su semblante era serio, pensó que algo iba mal, por lo que lo mejor era intentar aligerar el ambiente, sonrió y volvió a extender la mano hacia Keigo.
—Como decía, soy Shoto Todoroki...
Keigo en un principio no decía nada, miraba al suelo, con cierto temblor y notando su muñeca palpitar, pues Toya lo había agarrado muy fuerte, y eso añadido al susto y a toda la ansiedad que estaba sufriendo desde que salió de casa lo había inducido a un estado de shock. Aun así, la voz del adolescente le hizo despertar un poco y sin decir nada, apretó su mano.
Shoto sonrió al sentir la mano del rubio, que estaba fría y miró a su hermano.
—No sabía que ibas a venir con un amigo... mamá, Fuyumi y Natsuo están en las gradas, puedes ir con ellos.
—Si... haremos eso —dijo Toya intentando centrarse, pero sin ser capaz de no pensar en lo que había hecho.
—Bien, yo tengo que irme, tenemos que juntarnos con nuestra clase, nos vemos luego... —dijo y se despidió de Keigo y Toya, y salió corriendo, acercándose a un chico rubio con cara de enfado, al que se pegó bastante.
Al quedarse solos, ninguno dijo nada durante unos instantes, entonces, Toya fue el primero en arrancar, con cierto temor y suavidad agarró la mano de Keigo, con intención de disculparse y de moverse de allí e ir a las gradas.
Pero en cuanto la mano de Toya entró en contacto con la de Keigo, esté dio un tirón y se alejó del pelirrojo, dándole la espalda y miró al suelo.
—¿Keigo?... yo... lo sie...
Sin dejarle acabar, Keigo echó a correr, perdiéndose entre la multitud sorprendiendo a Toya, que no pudo reaccionar a tiempo.
—¡¡¡KEIGO!!!
En las afueras de la academia, un coche grande de color negro se encontraba en la zona de aparcamientos, en el interior, un hombre vestido de negro, sentado en la parte trasera sostenía sobre sus manos un teléfono, mientras hablaba con el chofer.
—¿Lo han recibido? —preguntó Shigaraki.
—Si, señor. Enviamos esas imágenes a la empresa hace unos minutos —respondió el conductor.
—Perfecto, no debería tardar...
Antes de acabar la frase, el teléfono que sostenía en sus manos comenzó a sonar y en su pantalla, el nombre de Tenko. Shigaraki sonrió.
—Todo va como quiero, hagamos que se arrastre —dijo y colgó la llamada ignorándola y mirando al chofer a través del espejo retrovisor —habla con la empresa y haz que lo vuelvan a contratar, pero que no le avisen, ya me encargo yo.
—Si, señor.
Tras eso, All For One sonrió y salió del coche, mirando al terreno de la U.A.
—Acabemos con esto rápido.
Keigo había empezado a correr sin saber bien por qué, se sentía muy mal, en su cabeza, como si fuese un bucle, no paraban de repetirse las mismas palabras.
"No debí bajar la guardia, sabía que volvería a pasar, esto está mal, esto está mal"
Esquivando a las personas, Keigo no dejaba de avanzar, mirando al suelo, tapándose con su gorra, sin un rumbo fijo, avanzaba y avanzaba, evitando las grandes multitudes giraba o se desviaba del camino.
En la mente de Keigo se había quedado grabada la expresión de Toya cuando lo agarró, parecía que en cualquier momento iba a matarlo, sintió la opresión en su muñeca, el dolor, mas familiar de lo que le gustaría; de golpe los recuerdos empezaron a fluir, recordó las cadenas.
Perdido en su mundo, Keigo chocó con alguien.
—Lo-lo siento —dijo levantando la cabeza, y como si el tiempo se detuviese o como si fluyese a cámara lenta, las pupilas de Keigo se dilataron y sus ojos se abrieron, el terror que empezó a inundar su cuerpo paralizándolo; frente a él, ese hombre alto, vestido de negro lo miraba con los ojos rojos y opacos muy abiertos, también sorprendido por encontrarlo allí.
Con rapidez, las manos del hombre sujetaron los hombros de Keigo, apretándolo fuerte, acercando su cara y abriendo mucho los ojos, haciendo una mueca demente, psicótica, ampliando su sonrisa ante la expresión desesperada de Keigo.
—Vaya, mira quien tenemos aquí, mi pajarito vuelve con su dueño...
La voz potente y grave de Shigaraki se introdujo en los oídos de Keigo, eso lo paralizó aún mas y comenzó a llorar frente a ese hombre que lo miraba como un demente, y todos los recuerdos de aquel día volvieron a inundar su cabeza.
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Mi Protector (DabiHawks)
FanfictionSe ha producido un brutal asesinato en la ciudad, en uno de los callejones mas hostiles, y el único testigo es Keigo Takami, que por orden de la policía es trasladado a un edificio de apartamentos protegido. Toya Todoroki, un agente de policía relat...