CAPÍTULO 8 - NO ES PORQUE ME GUSTE

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—¿Qué estupidez estás diciendo?

Toya comenzó a mirar a todas partes de la habitación de forma nerviosa.

—Lo que oyes, te comportas igual que cuando te gustaba Kamihara-senapi —respondió Tenko aguantándose la risa viendo la expresión de confusión que presentaba su amigo —cuando él te empezó a gustar hiciste lo mismo, estabas siempre enfadado, cuando nos hablaba tú le respondías de forma ruda y cruel —Tenko se detuvo para reírse —y por esas cosas casi nos metemos en un lio, sobre todo cuando un día le pegaste.

Toya se encontraba en shock, su mirada estaba fija en sus manos, mientras escuchaba todo lo que su amigo decía, pero se negaba a creer, pues si eso era verdad significaba que...

—Fue bueno que él te rechazase cuando te declaraste en su último año, no me gustaba para ti —Tenko volvió a tumbarse —además era hetero.

No, no, no, no no...

Toya comenzó a respirar fuerte y tragar saliva.

—Así que dime... ¿Quién es el tipo del que te has enamorado?, es al que tienes que proteger, ¿no?

Toya lo miró cada vez mas sorprendido y asustado, ¿acaso Tenko sabía cosas o leía la mente?

—N-no digas tonterías, Shimura —comenzó a decir con la voz temblorosa y cargada de nervios —¿Cómo me va a gustar ese estúpido?

—Eso dijiste de Kamihara-senpai...

—Cállate...



Tras pasar la noche sin apenas dormir, Toya se fue sin despedirse de Tenko, pues aún dormía, y sin saber muy bien porqué, o con que fin, había regresado al apartamento de Keigo, y ahora, apenas salían los primeros rayos de sol, se encontraba frente a la puerta, aquella dichosa puerta donde había empezado todo.

—¿Enamorado yo? ¿De ese estúpido?... ni muerto...

Tras tomar aire y soltarlo de forma pesada, introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta. Al entrar en el sitio pudo sentir la paz y el silencio que reinaba, miró a todas partes, pero no vio indicios de que Keigo estuviese despierto, y él lo prefería, pues no quería cruzarse con él, solo iba a ducharse, cambiarse de ropa y desayunar un poco, luego se iría a trabajar.

Aunque en un principio no recordó que para agarrar su ropa debía entrar en la habitación de Keigo, pues su ropa estaba en el armario, apretó el puño y con paso lento se acercó a la puerta, y a diferencia de la otra vez, esta vez no llamó y abrió directamente, asomando la cabeza de forma lenta, viendo la cama y el montón de mantas sobre ella, advirtiendo aquel bulto grande que debía ser Keigo bajo esas mantas. Toya suspiró aliviado, pues debía estar dormido. Al cerciorarse de que el rubio dormía se adentró en la habitación y de forma rápida, pero sin hacer ruido agarró ropa y la muda de su uniforme y de la misma forma que entró, salió de allí, suspirando aliviado tras la puerta.

Una vez repuesto, fue al baño, donde tomó una ducha rápida y se puso el uniforme, para poco después salir y caminar hacia la cocina, donde nada mas entrar se topó con Keigo, que se encontraba sentado en la mesa, comiendo lo que parecían cereales.

Durante un momento ambos se quedaron mirando con expresión de sorpresa, para al instante Keigo apartar la mirada y seguir metiendo su cuchara en el cuenco de cereales. Toya gruñó y apartando también la mirada se adentró en la cocina, agarró un bol y se sentó en la mesa frente al rubio, agarró el frasco de leche y lo derramó dentro del bol, agarró también la caja de cereales y se sirvió unos pocos, comenzando a comérselos sin decir ni una sola palabra.

Mi Protector (DabiHawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora