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Lunes 12 de agosto, por la mañana

Mmm...lo mejor de dormir todo el día es, cuando te levantas ya para hacer tus cosas habituales tienes más energía.

—¡AeRa, AeRa!

Pero el grito de mi madre hace que me levante algo aturdida. Mis ojos se abren rápidamente y siento mi corazón golpear con fuerza mi pecho. En eso mi mamá entra a la habitación enojada.

—Mamá ¿qué quieres?, son las seis de la mañana. De hecho, mi despertador esta apuntó de sonar.

—¿Las seis de la mañana? ¡AeRa, son las once y media de la mañana! —y fue ahí donde mi sistema nervioso se altera.

¿Acaso no había sonado el reloj?

—Mierda —me levanto de inmediato hacia el clóset para sacar mi uniforme y dejarlo sobre la cama con rapidez. Mis movimientos son vistos por mi madre—. ¿Acaso no me despertarte mamá?, digo no escuche el reloj.

—Te llamé varias veces en la mañana, te golpeé la puerta y me dijiste un "ya", y después de eso me fui tranquila a comprar algo para hacer el almuerzo. Recién llego y veo que aún está tu desayuno en la mesa, AeRa —mira preocupada, muerdo mi labio inferior al gran retraso que tendré en el colegio.

—Realmente no te escuche mamá. Bien, en un momento te veo.

Ella asiente, le doy una última sonrisa cansada para ir a bañarme y partir a la escuela.

Me despojo con rapidez la ropa de mi cuerpo y abro el agua caliente de la ducha.

Mientras me baño, les contaré algo. ¿Estar cansada es algo normal? Digo...ayer domingo dormí casi todo el día ya que desperté a las 22:15 de la noche, para después volver a caer dormida unos tres minutos después.

A parte de eso, justo ahora me está dando sueño de nuevo. ¿Será el colchón por el cual no he podido dormir bien?

Ay, tantas preguntas y yo sin respuesta.

Al terminar de bañarme, salgo con la una toalla de la ducha para ir hacia mi cama y vestirme.

Se que hoy no era mi día.

Se que hoy no era mi día

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Había salido de la casa hace unos veinte minutos y por ser, solo por ser que había pasado de inmediato el autobús y más encima, vacío, así que la llegada a mi colegio fue rápida, todo gracias a un chófer algo loco para manejar.

Ahora me encontraba corriendo por los pasillos del colegio hacia mi clase de español, uh. Si teníamos dos clases de español en la semana lunes y viernes. Esto de correr no ayuda en nada porque hace que sude toda y cuando es toda, hablo solamente de la parte del tronco del cuerpo.

Suelto un suspiro ahogado al llegar a mi salón 4-4. Me rio un poco por lo apurada que estaba al venir hacia aquí. Con mi mejor cara golpeó mis nudillos en la puerta de madera.

Ahora...diré la excusa más escuchada.

La puerta se abre dejando ver al profesor de español con su ceño fruncido, este me ve con una ceja alzada y con una mirada para nada amistosa.

—Vaya a la sala de castigos, no entrará a mi clase. No me importa su excusa. Cuando llegue ahí dígale al profesor que es por llegar tarde —dicho eso me cierra la puerta en la cara, dejándome estática en mi lugar.

Cierro los ojos frustrada al pensar que tal vez me va a poner una anotación en mi hoja de vida. ¡Ni siquiera escucho mi problema! yo no tengo la culpa de mi cansancio.

Ruedo los ojos demasiado cansada de todo lo estresante de este día. Me doy la vuela y emprendo camino hacia la sala de castigos que se encontraban en el otro edificio.


 Me doy la vuela y emprendo camino hacia la sala de castigos que se encontraban en el otro edificio

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—¿Causa?

—Llegue tarde a la clase del profesor de español —el señor hace una mueca y me entrega el número de puesto.

—Me compadezco de ti pequeña, solo por eso no te voy a poner donde está pegando el sol de la tarde —me da una sonrisa para después mirar a los chicos malos que están sentados en el duro sol de la tarde.

—Gracias profesor —le agradezco con una sonrisa, este asiente y vuelve a su celular.

Camino un poco desganada hacia mi puesto en la rica sombra. Me siento y llevó mi mochila a la mesa donde acuesto mi cabeza para dormir un poco, solo un poco.

●●●

Mis ojos se mueven a la molestia que estaba presentando en la parte detrás de la silla, no paraban de patearme la silla. Suelto un quejido al despertarme. Rasco un poco mis ojos para ver quién era el que me estaba quitando horas de sueño. Para mi desgracia era la misma persona de siempre.

—¿Qué habrás hecho para que te metieran en esta cárcel, tonta?

Vaya, otro insulto más.

No contesto y me doy la vuelta para seguir durmiendo. Pero Jungkook golpea con más fuerza mi silla, suelto un suspiro profundo de mis pulmones.

—¿Cómo puedes dormir?, las clases ya terminaron.

¡Otra vez!

Me reincorporó para voltearlo a ver mejor que antes, notando unos de sus pómulos rojos. Este me mira serio y algo molesto. Uy ni ver se deja.

—¿C..cómo que terminaron?

Le pregunto asustada, me levanto de mi silla para poder irme. Pero el dolor en mis espalda, pecho y costillas me hizo sacar un leve quejido de dolor.

—Como escuchaste —roda los ojos fastidiados ¿en serio que le pasa conmigo—. Todos trataron de despertarte, no dabas señales, solo sonreías como tarada cada vez que decías Jin.

Mi actor favorito. Sonrió un poco y me encaminó hacia donde estaba la puerta del lugar. Hoy tendría muchos problemas con mi madre, probablemente el colegio le aviso por mi falta de sueño.

—¿A dónde crees que vas? —alza la voz en el vacío salón, cierro los ojos al sentir una leve punzada en mi cabeza.

—Que te importa a ti, es mejor estar afuera en vez de estar aquí contigo.

Le respondo por primera vez sin miedo alguno.

No espero respuesta de él y simplemente salgo del salón para ir hacia mi casa.

No espero respuesta de él y simplemente salgo del salón para ir hacia mi casa

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Bad Boy To Daddy ; Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora