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A veces no podía creer cuanto se había apegado Scorpius a el hijo de Potter. Siempre había pensado que su rivalidad con san Potter podría afectar a sus hijos, pero al parecer estaba muy equivocado, aunque aún no comprendía ese extraño deseo de los menores por querer formar una amistad entre ellos.

Pero, tampoco es que se quejara mucho ya que bueno si bien al principio se negó a eso de talvez establecer una amistad con Potter, ahora no lo veía tan mala idea, pero no quería ser él quien pidiera amistad y volver a extender su mano para ser rechazado tan humillantemente como esa ves es un primer año porque bueno no debió de decirle esas cosas a Weasley, pero este tampoco debió de reírse de él y menos de su nombre.

-Padre- Un rubio hablo entusiasmado con una gran sonrisa, acercándose a él-¿Ya pensaste sobre el permiso que te pedí?

-¿Qué permiso?-Sabia de que hablaba el menor, pero quería molestarle un poco.

-Pues sobre quedarme a dormir a la casa de Albus-su sonrisa bajo.

-Hmm si lo he pensado, pero compartes todo el tiempo con él en Hogwarts-

-Si, papá, pero desde que estamos en vacaciones no lo veo, por fa- suplico abrazando a su papá.

-¿Ya hablaron con Potter?-El mayor no pudo evitar reírse.

-Si, Albus me dijo que si, pero que había que esperar tu respuesta-

-De acuerdo te daré ese permiso, pero si me prometes que te cuidaras mucho y que no harás ninguna locura con ellos-

-Lo prometo, además ¿Qué locura podría hacer?

-Buenos pues los Potter tienen una habilidad para hacer locuras y meterse en problemas, cariño- Dijo seguro mientras se apoyaba en su silla- Me sorprende que tu primer año en Hogwarts con el hijo de Potter no hayan hecho nada malo, supongo que no heredo esa tendencia suicida.

-Ah, si si, ningún problema, Albus es muy tranquilo- El menor de los Malfoy miro hacia otro lado algo nervioso, Draco le miro y arqueo una ceja, pero prefirió no decir nada.

♦ ~ ♦

Al otro día, Draco llevo a Scorpius a la casa de los Potter que no era tan elegante como la mansión Malfoy, pero si muy acogedora.

Scorpius toco la puerta y al poco tiempo Albus abrió muy emocionado de ver a su amigo tanto que se olvidó por completo de saludar a Draco, pero este no le importo mucho, luego invito a pasar a ambos Malfoy y cuando todos estaban en la sala donde estaba el mayor de los Potter sentado leyendo un libro, recomendado por Luna.

-Buenas tardes señor Potter-Sonrió el pequeño rubio.

-Buenas tardes, Scorpius- le sonrió de vuelta y luego poso su mirada en el mayor. Serio- Buenas tardes, Malfoy.

-Buenas, Potter- Dijo cortante y con poco interés, los menores subieron al dormitorio de Albus y dejaron solos en la sala a los mayores.

-Pensé que no iba a dejar que Scorpius se quedara aquí- Harry decidió iniciar algo de conversación y dejando su libro a un lado.

-No lo iba a dejar, pero insistía mucho con lo mismo, así que al final le deje-

-Albus también insistía mucho, hoy no veía la hora por que Scorpius llegara-El azabache le sonrió y el rubio no pudo evitar mirarle con algo mas de atención, no es que nunca lo haya visto sonreír, pero le parecía tan... ¿cálido?

-Hm si, creo que ya me tengo que ir, así que me despediré de Scorpius- Harry solo asintió y se levantó, le hizo una señal con la mano a Draco para que le siguiera, este simplemente lo hizo y veía como el azabache subía las escaleras, mirando sin vergüenza como se movía sus caderas y por lo que al parecer se diría al cuarto de Albus donde al llegar, los Malfoy se despidieron.

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Todas la tarde los menores Malfoy y Potter estuvieron haciendo muchas cosas juntos, y llenaban la casa de risas y Harry solo deseo que en esas risas también estuviera su pequeña hija, Lily.

Aun se estaba matando la cabeza pensando como hacer razonar a Ginebra, que tenia que dejar de manipularle y dejar que no solo el viera a Lily, también Albus, pero esa mujer no comprendía, ni escuchaba nada, tanto que incluso había peleado con Ron y eso lo hizo sentir tan malditamente culpable de pensar que si no le hubiera contado ese problema a Ron y Hermione esa pelea no ocurriría, aunque se sentía un poco mejor de tener el apoyo de sus mejores amigos, a veces sentía que necesitaba algo mas, algo como un amante, pero no uno de una noche, no, él quería un amor, quería volver a sentir eso que te hace ver todo color de rosa y sentir mariposas en el estomago, que te haga suspirar y sonreír como idiota, pero después de lo que había pasado con Ginebra, tenia miedo, miedo de amar y no ser amado igual, miedo de que amaran mas su fama que a él.

Pero, ahora se tenia que centrar solo en buscar la manera de ver a su hija, sin importar el daño que le pudiera causar a Ginebra, ya que estaba cansado de intentar razonar, debía de pensar primero en sus hijos, así que había decidido tomar la decisión de pedir la custodia total de ellos, sobre todo de Lily.

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El reencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora