Cap. 1

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Era una fresca tarde de otoño a finales de septiembre, el viento soplaba un poco provocando que las hojas de los árboles cayeran lentamente. Un pequeño niño de escasos 7 años lloraba mientras se refugiaba debajo de uno, es claro que salió huyendo de su casa ya que no llevaba consigo una chaqueta, abrazaba sus rodillas para esconder su rostro en ellas, los gritos y risas de los niños se escuchaban de fondo ya que a unos escasos metros se encontraba un enorme parque. Acaba de presenciar la peor discusión entre sus padres, vio como su progenitor hacia sus maletas mientras le gritaba a su madre que se iría ya que no soportaba un minuto más en esa casa, su corazón se partido al escucharlo decir que no le importaban sus hijos que él nunca quiso ser padre y que si lo fue, fue solo para cumplir un capricho de ella. Las palabras retumbaban tanto en su cabeza que no le importaba el frio que sentía en sus brazos descubiertos,

- ¿Por qué lloras? - una tierna voz se hizo presente, el abrió sus ojos pero sin ver de quien se trataba, limpio sus lágrimas ya que se dio cuenta que se trataba de la voz de una niña.

Una vez que termino de secarlas vio a una pequeña niña en cuclillas frente a él, tenía unos enormes ojos color marrón con unas pestañas igual de grandes, sus mejillas estaban un poco rojas supongo por el frio que comenzaba a hacer, el niño de ojos marrones la veía fijamente,

- ¿Te caíste de uno de los juegos? ¿Te duele algo? - le pregunto la pequeña.

- No es asunto tuyo - le respondió el de una manera altanera, ella inflo sus cachetes y lo vio molesta.

- Te estoy preguntando bien, no hay necesidad de que seas tan grosero - ella se sentó por completo en el piso mientras cruzaba sus piernas - Ya dime, ¿Por qué lloras? - el al ver la insistencia de la niña no supo que decir - Nunca te he visto en este parque -

- No me dejan salir de mi casa - le respondió el pequeño - Mi abuelo es muy sobreprotector -

- Mi mamá igual, no me deja comer galletas todo el día por que dice que me harán daño, yo le digo que no se preocupe pero no me hace caso - respondió la pequeña mientras tomaba una pequeña vara que estaba cerca de ella para comenzar a dibujar en el piso.

- Los adultos jamás nos escuchan a los niños - él ponía intención a lo que ella dibujaba.

- ¿No tienes frio? -

- ¿Por qué haces tantas preguntas? - dijo el riendo un poco.

- A bueno, es que a mí me encanta conocer gente nueva y saber de sus vidas - dijo ella con una enorme sonrisa en su rostro, comenzó a quitarse uno de los suéteres que traía puesto y se lo entrego al pequeño.

- Es purpura - dijo el con un poco de desagrado.

- ¿Prefieres morir de frio? - el carácter fuerte de la niña confundía al pequeño un poco, el sin tener más opción lo tomo - Me da gusto que dejaras de llorar -

- Bueno no iba hacerlo delante de ti - respondió el niño a regañadientes mientras se ponía el suéter color purpura que claramente no le quedaba a la medida.

- Llorar no tiene nada de malo -

- Seguramente eres una de esas niñas que llora por todo - la niña solo lo veía fijamente pensando en que bonitos ojos tenía ese niño.

- Por fin lo encontré - la voz agitada de un hombre se hizo presente - Todo mundo lo busca como loco - llevo sus manos a sus rodillas mientras tomaba aire.

- ¿También papá? - pregunto el pequeño con una pisca de emoción, la cual desapareció al ver la expresión del hombre - Ya veo - dijo decepcionado - Me tengo que ir - dijo mientras se ponía de pie y se quitaba el suéter de la niña.

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