VIII.

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Y te juras una y otra vez lo mismo, esperando algún día poder creerlo.

Su belleza devastadora me tomó con la guardia baja y por un momento lo único que pude hacer fue contemplarlo.

La carpa era tan oscura que apenas dejaba pasar un poco de luz solar y parecía que él la absorbía toda.

Su piel canela parecía tener el color del oro viejo. Su cabello negro como el carbón brillaba despeinado, se veía grueso y parecía suave al tacto.

Tenía puesta una playera blanca y sencilla que no le hacía justicia a su rostro.

Su mandíbula estaba tensa y frotaba las palmas de sus manos.

No dijo nada, sólo me miró.

Su mirada me hacía sentir insignificante, pequeña. Débil.

Él entornó los ojos y la comisura izquierda de sus labios se elevó ligeramente, muy ligeramente. Sólo alguien que mirara su rostro tan absortamente como yo podría notar tan imperceptible gesto.

No pude evitar pensar que se estaba burlando de mí, yo lo divertía. Mi abrupta llegada y el estaba paralizado en el que me encontraba ahora le resultaba divertido, como su no fuera no que esperaba.

Me sentí estúpida y agradecí a la fría temperatura por no permitir que mis mejillas se calentaran.

Cerré al fin la boca y respiré más calmada, buscando las palabras adecuadas que decir.

La expresión burlona seguía en su rostro y se acentuaba a cada segundo que yo pasaba ahí, como idiota, sin decir nada.

-¡Quítamelo! -Exigí sin encontrar otra forma de decirlo.

Él enarcó una ceja y su sonrisa chueca se acentuó.

Me miró como si no supiera de qué hablaba. Quise arrojarle algo al rostro para que la sonrisa burlona se borrara y me tomara en serio.

-La... cosa que me hiciste, ¡quítamela! -grité enfurecida.

Él mantuvo su expresión, como si estuviera confundido y divertido al mismo tiempo.

-¡Deja de sonreír! ¡Maldito seas! Lo único que hice fue venir a tu estúpido circo, ¿esto es lo que le sueles hacer a tu público?

Él soltó una carcajada y negó con la cabeza.

Lo miré sin poder creerlo, tuve ganas de arrancarme el cabello de la desesperación.

-¡Vine a ver tu estúpido espectáculo!¡Te di trabajo y mi tiempo! ¡Y a cambio, tú pusiste mu vida en riesgo con esa maldita bestia y me hiciste... brujería! -grité.

Él rió aún más fuerte y me miró con sorna.

Yo fruncí el ceño pero seguí.

-¡Tú...! ¡Tú me tocaste! ¡Me tocaste y...! Y... ahora, ahora tengo tu mano... marcada. Está... marcada en... en mi piel. Con líneas negras y... y se está... extendiendo. -mi voz fue perdiendo fuerza a medida que su risa se intensificaba y a medida que que mis palabras perdían coherencia, sentido, lógica.

Por un momento me costó trabajo meter aire a mis pulmones.

Nada de lo que acababa de decir tenía sentido, él me miraba con una mezcla de burla y pena ajena. Como si estuviera loca.

Me sentí perdida y jadée cuando descubrí mis uñas sobre mi cuello, inconscientemente me había arrancado el guante y lo había aventado para rascarme la nuca. Sin darme cuenta.

Él rió más.

Igual que haría cualquier otro. Igual que haría yo en su lugar si de pronto llegara una chica a gritarmey acusarme de haberle hecho brujería.

Si se lo contaba a alguien más, ¿me creería? ¿Brujería? ¿Gitanos malvados? ¿Grietas negras dibujándose en mi piel? Yo no lo haría. En todo caso pensaría que se arrepentía de haberse hecho algún tatuaje de una maní en el cuello y ahora quería culpar al más allá.

La cabeza me dio vueltas, me sentí perdida. Él no paraba de reír.

Tenía que salir de ahí. Di media vuelta a toda prisa y salí de la vieja carpa corriendo, aún tan revuelta de pensamientos que tropecé con uno de los tubos que sostenían las carpas.

Mis manos se estrellaron contra el suelo terroso, ya había comenzado a llover ligeramente. Mis manos se llenaron de lodo, mi vista cayó sobre un papel junto a mis manos sucias.

Lo tomé, aún no estaba completamente mojado, aún se podía leer.

CIRCO GITANO
LA EXPERIENCIA DE TU VIDA
UNA FUNCIÓN CADA NOCHE
ACROBATAS, CONTORCIONISTAS
Y EL ÚNICO...
ZAYN, ¡EL MAGNÍFICO!

Cuando salí por completo de las calles del centro, todavía podía escuchar su risa haciendo eco en mi cabeza.

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Gracias por esperar :-*
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Love, Valeria.

Hijo de la Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora