Siempre me sentí atraída por todo lo letal.
Él era hermoso. También era horrible de alguna manera. Una clase distinta de hombre, una clase distinta de persona.
Y para una persona que ha visto todas los tipos de normalidad, como yo, una persona que ha visto lo mismo una y otra, y otra vez, como yo, como todos nosotros; él era magnífico.
Y lo sabía.
Sus ojos llenos de aburrimiento reflejaban lo tedioso que le resultaba aquello, como si estuviera totalmente acostumbrado a tener a docenas de personas mirándolo con adoración.
Estaba tan perdida en sus ojos negro carbón, que no me di cuenta de la cadena que sostenía con la mano izquierda hasta que la gente a mi alrededor jadeó. Unos asientos detrás de mí, alguien gritó.
Seguí el recorrido de la cadena, desde cómo se enredaba en sus largos dedos y su muñeca hasta toda su longitud. El otro extremo de la cadena estaba sujeto a un collar plateado que rodeaba el cuello de un enorme tigre de ojos verdes.
Ambos, el gitano y el tigre miraban a la audiencia fríamente, casi los podía imaginar rodando los ojos.
El gitano no habló, no sonrió, apenas pestañeaba. Levantó la mano derecha con pereza y el tigre se paró sobre sus dos patas traseras de un salto. Rugiendo.
Sentí la mano de Leslie apretar mi brazo y el cuerpo de Liam tensándose.
El gitano bajó su mano y el tigre se agachó de inmediato.
Era su manera de saludar. Como si nos considerara demasiado inferiores para recibir un saludo de su parte y prefiriera que el tigre lo hiciera.
Caminó lentamente hacia el animal y se agachó hasta que su rostro quedó a centímetros del tigre. Se miraron a los ojos, si no fuera una escéptica irrevocable, diría que se estaban comunicando.
El gitano acercó sus manos al collar del tigre y desató la cadena. Un grito masivo inundó el lugar.
Ahogué una risa nerviosa, ¿en verdad creíamos que una cadena sostenida por un chico iba a detener a un tigre si éste deseaba atacarnos? Si lo creíamos o no, ya no tenía importancia, la cadena ya no estaba en su collar.
Era una carpa relativamente pequeña en la que estábamos, éramos un público definitivamente pequeño, por lo que los gitanos ni siquiera se habían tomado la molestia de poner un barandal o rejas, o algo que separara al público del escenario.
El tigre estababa a menos de tres metros de distancia. Sin absolutamente nada que lo separara de nosotros.
Escuché gemidos aterrados y algunas de las sillas de las filas de atrás chirriando. La gente se estaba yendo. La gente estaba huyendo.
Miré a Leslie con ojos muy abiertos, ella miraba a la gente que se precepitaba a la salida corriendo, como queriendo unírseles. Pero no podía, ninguno de nosotros podíamos, al haber llegado tan temprano, Liam y yo nos habíamos adueñado de la primera fila y ahora nos aterraba que un movimiento erróneo, o demasiado brusco, estando tan cerca del tigre, fuera lo que desatara su instinto salvaje.
Lo más que podíamos hacer mis amigos y yo, era quedarnos quietos, en silencio y esperar poder salir de la función con todos nuestros miembros pegados al cuerpo y toda nuestra sangre dentro nuestras venas.
Me animé a echar un rápido vistazo a mis espaldas, sólo quedaban dos grupos de chicos en los asientos de atrás, uno de tres y el otro de siete.
El gitano comenzó a hacer movimientos flojos con sus manos y el tigre comenzó a moverse casi a la par.
Cada movimiento de manos del gitano era imitado por el cuerpo del tigre.
Más allá del peligro en el que nos encontrábamos y las ganas de todos de orinarnos en los pantalones, era un espectáculo hermoso. Bellísimo.
Nada parecido a lo que yo había visto antes.
No había una complicidad como na que había en todos los circos entre el domador y las bestias. No había nada cercano a la amistad entre ellos. No había gestos cariñosos, ni sonrisas, no compartieron ni una mirada cómplice.
Eran claros los papeles de ambos, y era claro que los dos sabían muy bien su lugar.
Él, el gitano, era el domador y el tigre, la bestia. No más. Sin complicaciones.
El domador ordenaba, el tigre obedecía, solo eso.
Y era hermoso.
La dominación, la sumisión.
El hombre dominando a la bestia.
El total control en los ojos del gitano, su total dominio; era lo mejor que yo había visto.
Era hermoso y triste al mismo tiempo, ver a una criatura tan feroz y poderosa, ser sometida. Sin necesidad de látigos, ni cadenas. Sólo sus cuerpos.
Se veía cierta resistencia por parte del tigre en determinados momentos, como si quisiera oponerse a continuar obedeciendo al gitano, pero cuando esto pasaba, el gitano lo miraba con ojos entrecerrados, no decía una sola palabra, ni una sola, pero el tigre reanudaba de inmediato los movimientos.
Mordí mi labio para ahogar el gemido que se produjo en mi garganta cuando el gitano nos miró, cuando me miró.
Sus ojos negros como la noche se conectaron con los míos por un segundo, sólo un segundo, pero fue suficiente para que el extraño control que tenía sobre el tigre cediera y éste rugiera enloquecido.
Un momento estaba viendo sus ojos negros y al momento siguiente un tigre enloquecido corría hacia mí.
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Hijo de la Luna.
FanfictionMeredith consideraba su vida, y absolutamente todo lo que la rodeaba, aburrido y monótono. Él era lo opuesto. Y eso, la cautivó. Zayn Malik. Especial Halloween. Portada por Dreamy-Vampire.