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JunHui

-Padre ¿iremos enseguida?- preguntó el príncipe después de agradecer por el desayuno y se levantó de la mesa.
Se posicionó a un lado de mío rozandome el hombro, acto que no pasé por desapercibido.
-La joven Song me dio un aviso de que ella misma vendrá esta tarde, no te preocupes por ir, ve y relájate hijo- el emperador habló y MingHao asintió para hacer un reverencia y retirarse de allí, mientras yo lo seguía.
-¿Qué podemos hacer?- habló mientras daba vueltas en su lugar con brazos extendidos y ojos y sonrisa brillante.
Tenía una mirada seria puesta sobre él.
-Podría ir buscando qué llevar mañana o en donde irá Príncipe, será el festival para celebrar el día de las cosechas y debe estar presente- sugerí como debía ser, recordandole lo que pasaría al día siguiente.
-Ou- este exclamó -¿Debo pensar en qué ponerme? Lo haré en la mañana, ahora quiero pasar tiempo contigo, vamos a tomar té- me dijo sonriendo con sus palabras sinceras haciéndose notar como siempre.

De verdad no podía entender como es que él era así, un príncipe debía asumir su papel pero MingHao no se comportaba como debía era muy diferente a su hermano menor quien se comportaba serio y distante a todos los del palacio, a la edad de veintidós años debía estar pensando en una familia ¿no?.
Negué cuando lo vi entrar en la sala de reuniones alegre, tomó asiento en una de las alfombras del lugar dejando descansar ambos brazos en la pequeña mesa que había allí.
Me dirigí hacia el estante donde estaban los distintos tipos de té, elegí el favorito del joven y lo empecé a servir en una taza para entregárselo, estaba humeante y su olor se fue expandiendo por el pequeño cuarto donde estábamos.

-JunHui ¿estarás conmigo cuando venga Yuqi?- preguntó mientras soplaba su taza de té y alzó su mirada expectante hacia mí.
-Por supuesto Príncipe, es mi trabajo estar siempre junto a usted- respondí -Debería invitarla a dar un paseo o algo así. Estaré con ustedes, no se preocupe- la verdad, lo único que esperaba era que MingHao y la joven Song quedaran enganchados y podría olvidarse de mí y dejarme en paz.
Para cuando tenga una esposa ya no necesitaría de un consejero ya que iba a tener una compañera que estaría toda su vida junto a él.

-Sólo quiero tomar té, no es gran cosa- espetó mientras tomaba un sorbo.
La expresión de sorpresa que estaba en mi rostro hizo que soltara una risa -¿Sólo té? ¿Nada más?- pregunté incrédulo esperando escuchar algo más.
-No lo sé podríamos hablar de algo más, que sé yo, ya veremos- guiñó el ojo, totalmente desinteresado por el encuentro que tendría.

❖ ◦ ❁ ◦ ❖

La llegada de la joven Song Yuqi se hizo correr por toda la ciudad en donde se encontraban los príncipes y el emperador, celebraron la llegada con un gran banquete para que luego MingHao y la joven (acompañados por mi presencia) fueran a un lugar apartado para conversar.
Ambos jóvenes terminaron llevándose más bien de lo esperado pero en ningún momento sobrepasaron la raya que ambos tenían sobre su pensamiento de la boda.

Hablaban más de tiempos de infancia y cosas que les gustaba, en todo momento estuve atento a la conversación sin meterme.

-La verdad mi gusto por las personas está del otro lado, nadie debería de saberlo ni mi madre y menos mi padre, te lo digo a ti porque me caes bien- le sonrió la joven rubia al príncipe, levantándose de la alfombra para acomodar bien su chima luego de hacer una reverencia volvió a hablar
-Me retiro MingHao, ten una buena noche- se fue sin más, dejándolo confundido.
-Ella de verdad no está interesada ni un poquito en mí- soltó una amarga sonrisa al darse cuenta de la situación en la que se estaba metiendo. Lo miré atento, de verdad era difícil como todo estaba pasando y no sabía qué hacer.
-Príncipe no piense así, debería empezar a hacer algo para conquistarla- me acerqué para sentarse a un lado suyo. En cambio él había malinterpretado mi acto y se puso rápidamente encima mío.
-Déjame besarte- fue lo que pidió, miraba su rostro serio y mi corazón empezó a acelerarse, la verdad no sabía qué hacer y no podía negarle algo, jamás pude hacerlo, al final asentí sin saber qué más hacer.

Sus labios sobre los míos eran una gran tentación pero hago todo lo posible para no hacer ningún movimiento, mi corazón dejó de latir desbocadamente cuando me mentalicé lo que pasaría si dejaba que todos mis sentimientos salieran a flote.

El beso siguió por mucho tiempo hasta que MingHao hizo que me sentara y prosiguió a quitarme mi jeogori lentamente dejando al descubierto mi torso, sus brazos al abrazarme se sentían muy cálidos y me dejé, no podía hacer nada. Mi cabeza se posicionó sobre su hombro y empecé a sentir caricias en toda mi espalda.

-Duerme hoy conmigo JunHui, por favor- pidió, esperanzado con que eso podría pasar.
-No Príncipe, sabe que no lo haré- me separé pero MingHao me volvió a besar.

En ningún segundo le correspondí el beso y ante eso se separó un poco de mis labios y luego volvió a hablar.

-Por favor- dijo en un tono de súplica.
-Príncipe por favor- me levanto de en donde estaba, para ponerme la ropa y con un tono enojado le volví a hablar -Sabe bien que no lo haré y en vez de estar pidiendo por algo que no le daré debería de empezar ya a pensar cómo hará con la joven Song y también debería de dejar su capricho estúpido, Primer Príncipe, estoy realmente cansado de esto. Buenas noches- la forma en que lo llamé dejó muy en claro que estaba enojado. Dejándolo con la boca abierta ante lo que había pasado, salí sin decir nada más.

Mi corazón está a punto de salir por la boca, jamás había sido tan valiente para hablarle de esa forma a MingHao, agarré fuerte mis prendas y empecé a caminar por el pasillo del palacio y con una mano intentaba acomodarme bien la ropa. Sabía que al día siguiente MingHao haría todo lo posible para que el enojo pasara y no podría con eso, terminaría volviendo a hablarle como siempre.

Mientras seguía caminando sumido en mis pensamientos escuché una voz hablar.
-JunHui ¿has visto a mi hermano?- la voz del menor me hizo volver a la tierra.
-Oh Segundo Príncipe, sí está en la sala de reuniones- hice una reverencia y el joven antes de irse agradeció.

PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora