Príncipe

20

JunHui

Y tan sólo dos días después, la madre de MingHao vino en la cabaña, me sorprendí tanto que no sabía qué hacer realmente. Era una situación demasiado sorprendente.

-¿Qué puedo ofrecerle mi señora?- hice una reverencia mientras ella se adentraba más en la cabaña.
-No hace falta que me vuelva a llamar así JunHui, ya no trabajas en el palacio- sonrió, levanté la cabeza mirándola sorprendido -Un té estará bien- una sonrisa más, que hizo moverme rápidamente -¿Cómo han estado últimamente?- mientras buscaba el té favorito de MingHao seguimos hablando.
-Bien, este lugar es perfecto para ambos-
-Mi hijo... ¿dónde está?- se veía realmente esperanzada de poder verlo pero no sería así.
-Él está trabajando, el joven Yoon le consiguió un trabajo- expliqué y ella asintió.
-Ya veo... él ¿no nos...?-

Sabía perfectamente lo que quería decir, las palabras parecían pesar al querer continuarlas y debía sentirse tan mal por no saber nada sobre su hijo durante mucho tiempo.

-Les extraña todos los días, lo único que quiere es verlos- era cierto, después de todo lo que hablamos en la noche podía notar cuánto los quería.
-Peleé mucho para venir a verlos, de verdad, un mes pasó tan lento y era tortuoso, lloré tanto porque no sabía si estaban bien o no- se veía en sus ojos lo sincera que estaba siendo y no podía decir nada más, era una madre muy preocupada.

La volví a dejar sola por un momento hasta que tuve preparado el té, hablamos mucho más, de todo lo que llegó a pasar durante nuestra ausencia en el palacio.

No cambió mucho, y dentro de seis meses más sería el ascenso del Segundo Príncipe como Emperador, era algo muy esperado por él pero debía saber más sobre eso.

Sabía que cuando MingHao volviera se pondría a llorar como nunca al ver a su madre de visita, el ambiente se relajó más y dejé de sentirme nervioso por su presencia.

Era tan encantadora como lo recordaba, siempre se caracterizó por tal cosa, siempre fue una buena madre y esposa, dijo que había aceptado desde el primer momento que MingHao anunció que quería estar conmigo.

-Te felicito por hacer feliz a mi hijo- esas palabras me conmovieron que terminé haciendo mil y un reverencias en su frente, estaba feliz.
-Me hace feliz también y no puedo pedir más, él me ama y yo a él- sonreí mirándola.

Ella se levantó, llegó hasta donde estaba y me dio un abrazo, uno muy fuerte. Era reconfortante, estaba feliz por poder estar así con ella. Una mujer demasiado buena para ser real.

🌷
Hola, volví.
Se me pasó una vez más, perdón.
Gracias por leer♡