Tras su gran estatura y sus
anchos hombros, Song MinGi escondía un corazón vulnerable.
Por eso siempre había evitado a las mujeres.
Aún que no podía dejar de pensar en su vecina.
Pues se decía, que ella era demasiado joven para él.
Helena tambié...
- ¿Otro?.- exclamó San atónito.- Demonios, con esto de los exámenes no me entero de nada.
- Ya están empatados con YunHo y Abby. El caso de los Kim es curioso. Son dos hermanos de seis hijos, no hay ninguna niña entre ellos.
- ¿Y el hermano de Sakura Kim?. HaeYoon Shim, ¿No han tenido hijos él y Hikari?.
- Por desgracia no pueden tener.- respondió Helena.- Pero han adoptado cinco, estaban muy tristes porqué les encantan los niños, empezó a mover cielo y tierra para conseguir que le dieran uno en adopción. Les fue muy bien, repitieron la adopción y... ¡ya son, cinco!.
- Bueno, eso prueba qué dónde hay amor ningún obstáculo es impedimento.
- Supongo qué si.- murmuró ella, sintiéndose triste de nuevo al pensar en Mingi.
Involuntariamente sus ojos lo buscaron en la pista de baile. No le costó encontrarlo, ya qué por su estatura destacaba entré los demás.
La hermosa Jia Li estaba literalmente colgada de él, moviéndose de un modo sensual al ritmo de la suave melodía, mientras él le rodeaba la cintura con sus manos.
Helena exhaló un profundo suspiró, deseando ser la modelo en ése momento.
Estaba tan atractivo con su traje clásico...
Mingi sintió su mirada sobre él, de pronto sus ojos se encontraron en la distancia. Fue cómo si lo golpeara un rayo, todo su cuerpo se puso tenso, frunció el entrecejo.
Otra vez ella, mirándolo con ojos de cordero degollado. Era cómo una niña qué hubiera encontrado un paquete de cerillos y estuviera jugando con ellos. No se daba cuenta de hasta qué punto lo afectaban sus miradas, su ingenuo coqueteo. Debía estar empezando a vislumbrar sus poderes de seducción, y los estaba esgrimiendo con él para experimentar.
Si, eso era lo que estaba haciendo.
Apartó la mirada de ella, y se inclino para besar a Jia Li, haciéndolo de una manera ruda y apasionada.
Jia Li estaba sin aliento cuando él despegó sus labios de ella.- ¿Por qué no vamos a mi apartamento, allí podremos estar a solas?.- le sugirió en un tono seductor.
Mingi sacudió la cabeza.- Sería muy desconsiderado qué nos fuéramos antes de qué Eleonor de su discurso.- le dijo con paciencia forzada.
Jia Li suspiró.- Corrigeme si me estoy volviendo paranoica, pero me da la impresión de qué me has traído para poner celosa a cierta jovencita.- murmuró mirándolo a los ojos.- Éso, o para usarme cómo camuflaje para escapar de ella, porqué desde luego es obvio qué sigues sin querer nada conmigo. Hacía siglos qué no me llamabas.
- He estado ocupado.- murmuró él.
- Ajá, seguro.- asintió ella con ironía.- A mí no puedes engañarme, Mingi. De hecho, he oído qué últimamente sales muy poco...- dijo burlona.- Oh si, aún qué estoy siempre fueras, todavía tengo amistades aquí en Bucheon qué me mantienen al día sobre quién está con quién.- aclaró al ver la expresión tensa en el rostro de él.- Los rumores qué corren sobre ti dicen qué Helena ha estado persiguiéndote a todas partes.
Mingi resopló.- Bueno, eso no lo puedo negar.
- Hmm... Así qué ése es el motivo por el que me has invitado a esta fiesta.- concluyó ella con una media sonrisa.- Y probablemente también el motivó por el qué me has besado. Bueno, no importa, no pongas ésa cara de culpabilidad.- dijo riéndose.- Si necesitas protección, aquí me tienes. Lo haré... por los viejos tiempos.
- Vaya, eres muy generosa.- murmuró él divertido.
- Tú lo has sido conmigo.- contestó Jia Li poniéndose sería por un instante.- No es molestia. Te ayudaré a quitarte de encima a ésa molesta chiquilla.
A Mingi no le gustó demasiado cómo había sonado aquéllo. Jia Li hacía qué pareciese qué Helena era un estorbo.
- No es más qué una niña.- murmuró ella, observando a Helena, qué estaba de espaldas al lado de San, aún juntó a la mesa de los aperitivos.- ¿Crees qué acabará casándose con ése estudiante de medicina?.
- Me da igual lo qué haga.- contestó Mingi.
Pero era mentira.
Lo cierto era qué nunca había considerado a San cómo una amenaza para la inocencia de Helena, pero últimamente estaba pasando demasiado tiempo con él, y el don juan era cada vez más fresco y atrevido.
- Seguro qué se casarían. Ella tiene una buena posición social, y dinero, o su madre, mejor dicho.- murmuró Jia Li. pensando en voz alta.- Pero para el caso es lo mismo, porqué él necesitará más que un titulo para establecerse cómo médico.
- Helena no se dejará embaucar de ése modo.- la cortó él.
- Cariño, es una adolescente.- replicó en un tono condescendiente.- ¿Qué puede ella saber de los hombres? Además, seguro qué es virgen.
A Mingi le hervía la sangre solo de pensar que pudiera acabar en manos de un interesado como San Choi.
Pero ya hahía decidido qué iba a sacar a Helena de su mente.
- Supongo qué sea como sea, es lo suficientemente mayor cómo para tomar sus propias decisiones.- murmuró tratando de convencerse a sí mismo.- Además, es su madre quién debe preocuparse por ella, no yo.
- Aleluya.- respondió Jia Li divertida.
- Entonces... ¿me ayudarás a alejarla?.- inquirió Mingi.
Jia Li le sonrió con 'dulzura'.- Será un placer, cariño.
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