Y antes de que Helena pudiera decir algo, salió por la puerta.
Lo peor, se dijo mientras cerraba tras de sí, era que se sentía terriblemente atraído hacia ella.
De hecho, estaba convencido de que corría peligro real de enamorarse de ella pero aquéllo era imposible, ella era muy joven, estaba en esa edad en la que uno se enamora y desenamora con facilidad, y seguramente sería virgen todavía.
Mingi estaba marcado por un breve romance, que casi había acabado en tragedia por culpa del deseo irrefrenable que había sentido por la chica en cuestión.
Jia, que así se llamaba, había sido casi tan joven como Helena y muy inocente.
Siendo un hombre tan grande, a ella le había entrado verdadero pánico al verlo desnudo y excitado, y aunque la había tratado con dulzura, intentando tranquilizarla, pronto el deseo hizo presa de él, y llegó un momento en que perdió el control sobre sí mismo.
Jia lloraba histérica, forcejeando, pero él era demasiado fuerte y pesado para que ella pudiera quitárselo de encima, y Mingi estaba tan encendido por la pasión que a punto estuvo de forzarla sin darse cuenta.
Por fortuna no fue así, pero ella creyó que lo había hecho a propósito, y rompió al instante su relación con él, llamándolo bestia y animal.
Aquéllo lo había herido profundamente, hasta el punto de que desde entonces soló había salido con mujeres experimentadas.
Lo cierto era que su estatura siempre lo había acomplejado un poco, y desde la escuela se había granjeado una fama inmerecida de pendenciero solo porque salía en defensa de los más débiles.
Sin embargó, sí era cierto que cuándo se enfurecía no era consciente de su propia fuerza, y aún estaba fresco en la memoria de los habitantes de bucheon un incidente que había mandado con un peón del rancho, al hospital.
No, no quería que se repitiese con Helena la historia de Jia.
Mejor quedarse con las mujeres experimentadas, que no tenían miedo de él.
Mientras tanto, Helena había vuelto a sentarse, recordando furiosa las últimas palabras de Mingi.
¿Por qué tenía que tratarla como si tuviera un encaprichamiento de adolescente?.
-¿Dónde está Mingi? -inquirió su madre al regresar.
Era una mujer de unos cincuenta años, alta, delgada y con el cabello negro.
-Se ha marchado -masculló Helena -Temía que saltará sobre él y lo sedujera entre las verduras y el puré de patatas.
-¿Qué? -exclamó Eleonor Dubois riéndose.
-Le da miedo quedarse a solas
conmigo -farfulló su hija -Supongo que cree que voy a dejarlo embarazado.-Qué cosas dices, niña -la reprendió la madre -Olvidate de él. Ya tienes un pretendiente, y no te lleva tantos años.
Helena exhaló un profundo suspiro -El bueno de San... -murmuró con ironía- Lástima que se le vayan los ojos detrás de todo lo que llevé faldas. Resulta difícil creer que de verdad está interesado en mí cuando no hace más que flirtear con otras chicas.
-Tiene solo veintidós años - respondió la señora Dubois, empezando a apilar los platos. -Ya irá en serio cuándo crezcan un poco. Además, las relaciones de pareja y el matrimonio están sobre valorados.
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¿Que tal les parece Choi San? ❤️🔥🤠
Está re guapo ése hombre 💖w💖.
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Perfecta Para Él // Song Mingi
Hayran KurguTras su gran estatura y sus anchos hombros, Song MinGi escondía un corazón vulnerable. Por eso siempre había evitado a las mujeres. Aún que no podía dejar de pensar en su vecina. Pues se decía, que ella era demasiado joven para él. Helena tambié...