Las medusas son criaturas fascinantes: no tienen corazón, cerebro, ni siquiera saben que están vivas. Flotan en el mar, llevadas por las corrientes, viviendo una existencia sin conciencia ni memoria.
Un día ella despierta en un lugar fuera de su ent...
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Japón, Okinawa
—Suneater, tu próximo patrullaje será en Kanagawa, en las costas de la Bahía Sagami, zona aislada que no tiene muchos habitantes. Confío en ti, haz un buen trabajo.
—Bahía Sagami, entendido.
Vivimos en una era donde los dones/superpoderes florecen como estrellas en el firmamento, algunos eligen ser faros de esperanza. Alzándose como Héroes, como escudos contra la tormenta de aquellos que corrompen su poder para oscurecer el mundo.
Las academias de héroes son los crisoles donde se forjan estos guardianes. Allí, entre lecciones de valor y páginas de leyendas, los aspirantes aprenden a llevar la luz a los rincones más sombríos y peligrosos.
Tamaki Amajiki era uno de ellos, más conocido por su nombre de héroe: "Suneater". Trabajaba con esfuerzo para ser algún día el héroe que tanto soñaba ser desde pequeño.
Los patrullajes eran esenciales cada día para héroes profesionales o en formación. Aunque Suneater siempre había tenido éxito en sus misiones previas, una sombra de insatisfacción lo perseguía. Sentía que, a pesar de sus esfuerzos, se quedaba muy atrás en comparación con sus amigos, quienes parecían rescatar a las personas con una habilidad innata que él no poseía.
La sensación de inferioridad lo consumía, incluso cuando se mataba entrenando, siempre parecía que ellos eran mucho mejores que él.
Esta constante repetición de fracasos percibidos lo llevó a tomar una decisión firme. Decidió embarcarse en una misión diferente, aventurarse en un territorio desconocido, una región remota alejada de la ciudad.
Una bahía cercana a la costa, un lugar al que decidió ir totalmente solo, con la esperanza de encontrar en la soledad la fuerza que sentía que le faltaba.
En su trayecto, observaba cómo el paisaje urbano se desvanecía, dando paso al vaivén del mar, sintiendo la brisa marina y escuchando las olas que traían consigo. El cielo, que estaba cubierto de nubes, presagiaba un día sombrío.
El camino era extenso, aburrido, y en ocasiones, una voz interna le susurra sus dudas, recordándole que existen muchas razones por las que no debía ir a aquella zona.
"No es lo suficientemente capaz para tomar una misión fuera de la ciudad".
Resignado, Suneater exhaló un último suspiro, su cabeza se apoyó contra la ventana y trató de evitar cualquier pensamiento negativo, se animó así mismo, haciéndose recuerdo que ir hasta allá fue elección propia y que retroceder no estaba en ninguna de sus opciones.
