#: O6

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MEDUSAS a la orilla del MAR 
#O6 ﹒➜ Culpable

﹒➜ MEDUSAS a la orilla del MAR  #O6 ﹒➜ Culpable

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Hospital.

Dormir después de un largo periodo de coma debería ser una experiencia profundamente reparadora, un respiro que el cuerpo ansiaba, una recompensa merecida por haber resistido tanto tiempo. Debería sentirse como un bálsamo para el alma, un momento de paz y recuperación.

Sin embargo, para Tamaki, fue todo lo contrario.

Era una constante lucha, una batalla interminable contra el insomnio y la ansiedad. El reloj marcaba las 4:14 a.m., y no había logrado dormir ni un solo minuto. Su cuerpo estaba empapado en sudor, y la ansiedad comprimía su pecho, obligándolo a respirar con dificultad.

Intentó sentarse, sus ojos desesperados buscando consuelo en el paisaje nocturno que se colaba por la ventana

No habían doctores, ni enfermeros, ni nadie en la habitación para su buena o mala suerte. Solo el eco del silencio y el peso abrumador de la oscuridad, que parecía envolverlo todo, intensificando su sensación de soledad y desamparo.

El tiempo pasaba lento, casi como si el reloj se burlara de él. Y cuando los primeros rayos de sol timidamente se asomaban, sus párpados comenzaban a ceder, a caer al cansancio acumulado.

Pero, como si el tiempo una se burlara una vez más, el estruendo de la puerta abriéndose de golpe, sacudió la habitación

Y a Tamaki con ella.

Mirio entró con pasos decididos, con el traje de héroe sucio, pero una sonrisa radiante en su rostro.

—¡Tamaki! —exclamó con una emoción palpable, prendiendo la luz—. Buenas noticias. Capturamos al hombre que mencionaste.

Tamaki parpadeo, aún aturdido, procesando lentamente la información.

—¿Qué...? —murmuró, con voz ronca por el sueño y sin poder esconder su confusión—. ¿Atraparlo?

Mirio asintió, sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Claro, ¿qué creías? Me lo dijiste anoche, no podía quedarme quieto. —Se rascó la nuca, su tono era despreocupado como si hubiera hecho algo sencillo.

Tamaki lo miró con los ojos entrecerrados, tratando de sacudirse el sueño.

—¿Fuiste a buscarlo toda la noche?

—¡Nah! —respondió Mirio con una carcajada—. Comencé después de medianoche, así que técnicamente fue en la madrugada.

𝐌𝐄𝐃𝐔𝐒𝐀𝐒 𝐀 𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐈𝐋𝐋𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐀𝐑 | Tamaki AmajikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora