Jamás admitiría lo obsesionado que se encontraba con aquellos ojos color avellana, porque el no sería capaz de abandonar sus principios, ni su imperio...
Solo por una noche con Kang Yeosang.
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[!] lenguaje vulgar + contenido no apto...
Yeosang tomó el primer taxi qué pasó esa mañana de la forma más apresurada posible
Se negó a sí mismo despertar junto a San
A pesar de haber disfrutado la noche junto a ese hombre sabía perfectamente la clase de persona que era, sobre todo, el por qué había terminado aceptando la propuesta.
No negaría lo mucho que le dolió caminar hasta el automóvil que le estaba esperando, definitivamente necesitaba tomar algún medicamento.
Su mirada se perdió en el camino, recordando una y otra vez las caricias, los besos, a Choi.
Sacudió su cabeza, no tenía tiempo para tonterías, un trato es un trato, pensó.
Su teléfono logró sacarlo de la pequeña lucha interna y contestó rápidamente.
— ¡Dime donde carajos estás Kang Yeosang!— sintió el fuerte regaño en la otra línea, logrando que un puchero se asomara en sus labios.
— Llegando a casa...Kang M-I-N-G-I— se burló en respuesta.
— Me vas a explicar Yeosang, así que te espero en mi oficina y luego nos vamos a almorzar.
— Okey nos vemos entonces gruñón— y colgó.
El taxi se detuvo y rápidamente bajó y comenzó la caminata hasta su humilde mansión, la herencia más preciada de la familia Kang sin duda.
No era moderna para nada, poseía un estilo gótico neoclásico difícil de encontrar en la zona, además de los enormes pilares que decoraban el jardín, con estatuas hermosas y perfectamente detalladas, Justo como le gustaba a Kang Hyungsuk, su padre, quien siempre quiso vivir en ese hermoso lugar. Por esa razón Mingi decidió comprar la mansión apenas comenzó el negocio que tanto quiso el señor Kang, porque lo amaban.
Yeosang fue recibido en la entrada por nada más y nada menos que su dóberman "Pinky", que corrió por toda la mansión de felicidad hasta perderse en el jardín, esa era su forma de dar la bienvenida.
Luego subió hasta llegar a su habitación, apenas cerró la puerta se desplomó en la cama, mirando el techo. Pensando otra vez en San.
Se le revolvió el estómago de los nervios, seguro se estaba volviendo demente.
Rápidamente fue a su baño y se metió en la ducha, limpiando su refinado y hermoso cuerpo de toda la suciedad, sintiendo ese olor a vainilla que desprendía el jabón. Al finalizar se miró en el espejo, contemplando su cuerpo desnudo lleno de marcas, no pudo evitar sonrojarse de la vergüenza.
— Dios mío...no podré hacer sesión de fotos esta semana o me descubrirán
Rápidamente se vistió y maquilló levemente, además de cubrir sus marcas visibles con base, fue un poco difícil para el debido a lo pálida que era su piel, así que luego de un montón de tutoriales que vió por internet, logró dar una apariencia más natural.
Se veía y sentía más lindo, así que se tomó unas fotos y las subió a su Instagram.
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