ELIZABETH:
Amo con todo mi ser levantarme tarde.
Al despertar y quedarme durante cinco minutos el zapato que estaba en la esquina del cuarto me levanté y me di cuenta de que mi cabello parecía un nido de pájaros.
Qué desastre eres, Elizabeth.
Pero no le dí importancia y caminé hacia la cocina, observando a Vanessa mirando su celular tomando café, aún en pijama, quien al sentir los pasos me volteó a ver.
-Buenos días, bella durmiente.-
-Buenos días Vane, a las tres de la tarde debemos ir a la veterinaria a recoger a Mandarina ya que le estaban revisando que todo estuviera bien y le cortaron un poco el pelaje.- Respondo tomando un poco de café y una tostada.
-Seguro y te está odiando por llevarla.-
-Sí, igual que cada mes.-
-Bueno, tenemos bastante tiempo, podemos salir a almorzar y pasear.-
-Eso me encantaría, ¿qué horas son?-
-Son las once.- Dice tomando un sorbo de su café.
-¿Las once? Vaya me levanté tarde.- Digo sorprendida, el máximo que me he levantado tarde es hasta las 10.
-Yo me he levantado más tarde.- Ella menciona encogiéndose de hombros.
-Lo sé, ¿por qué te levantaste relativamente temprano para ti?-
-Es que sonó mi celular y luego ya no pude volver a dormir.-
Continuamos hablando mientras desayunábamos y luego me fui a alistar, me bañé y me puse una camiseta manga larga con un pantalón negro, unas botas, una chaqueta larga roja y en el cabello suelto me puse una boina negra, y me maquille levemente.
Salí de mi cuarto y me encontré con Vane, quien vestía una camisa y una falda pegada al cuerpo negra, con medias y unas botas largas negras, una chaqueta blanca y una diadema de ese mismo color.
-Te ves hermosa, Margarita.- Le menciono con su segundo nombre, sonriendo divertida.
Pero sí es verdad, se ve hermosa.
Pero me gusta molestar.
Ella se ríe un poco y luego me saca la lengua tomándome de la mano para salir del departamento.
-Ambas nos vemos hermosas, Ellie.- Responde guiñandome un ojo.
Dimos un paseo por todo Londres, nos tomamos fotos y vídeos. algunas quedaron bien, otras no tanto.
Luego de comer en el restaurante y que el camarero le coqueteara a Vanessa y ella lo rechazara de una forma cómica, ambas salimos riéndonos, ya que el jefe había regañado al chico cuando le volvió a preguntar a Vane su número y resulta que el chico tenía novia y era hija del jefe, quien lo había escuchado.
Hombres.
Fuimos a la veterinaria y recogimos a Mandarina, quien nos miró con una cara de pocos amigos cuando la tomé en mis brazos, le habían cortado un poco su pelaje y le pusieron una especie de cinta con un moñito en el cuello, el cual seguro en media hora ya no estaría ahí sino tirado en la casa.
Volvimos al apartamento y nos pusimos cómodas para hacer karaoke y bailar como unas locas mientras Mandarina nos mira, juzgandonos con la mirada.
La primera canción fue You Belong With Me y solo esperaba que no pusieran una queja por el ruido.
Quien ponga la queja es un amargado.
-Oh, I remember you driving to my house. In the middle of the night. I'm the one who makes you laugh. When you know you're 'bout to cry- Cantamos para luego aplaudir dos veces. -And I know your favorite songs. And you tell me 'bout your dreams. Think I know where you belong. Think I know it's with me-
En un momento, Vane salió del departamento ya que fue a buscar algo, mientras tanto, sonaba Cuando Nadie Ve de Morat. Y en ese entonces, el timbre sonó y fui a abrir mientras la canción continuaba sonando.
Al abrir la puerta, puedo ver a Charles con un ramo de tulipanes naranjas en una mano y en la otra llevaba una bolsa, él estaba mirando hacia el suelo pero al escuchar la puerta él levantó la mirada y sus ojos verdes se conectaron con mis ojos cafés.
Te miro, me miras
Y el mundo no gira
Todo parece mentiraTan tan tan!!!
Que les pareció el capítulo?
Según Google, los tulipanes naranjas son asociados a la felicidad y buena energía.
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Nos vemos en el próximo capítulo.
Besitos.
ESTÁS LEYENDO
El Café Del Amor
RomanceElizabeth Evans tenía una vida normal, trabajaba en una cafetería, era empleada del mes, tenía un gato, escuchaba a Taylor Swift y todo iba con tranquilidad, claro, hasta que llega él. Charles Cooper, un empresario exitoso que estaba de visita en la...