IX

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Harry había despertado con un estiramiento de cuerpo estruendoso hasta que sintió un bulto a su lado, allí su rostro volteó confundido y al ver a Scorpius aún durmiendo, sonrió con calidez y se levantó con suavidad sin despertarlo, dejando una de sus manos en la cabeza del menor para terminar de acostarlo en el sofá, confundido ante la sábana que lo cubría pues no recordaba que se hubiesen acostado arropados pero no le dio importancia a aquello. La mansión se sentía en un silencio inminente y con pasos silenciosos se dispuso a caminar hacia la cocina para tomar algo de beber y su cuerpo se detuvo cuando en la conexión de la cocina a la oficina lejana, vio el reflejo de Malfoy sentado allí en la misma, no sabía que sus pasos se habían detenido y que su mirada se quedó fija en el contrario hasta que este al parecer sintió una mirada encima y elevó la suya encontrándose con la de Harry..

En aquel instante las manos de Harry comenzaron a sudar y su saliva pasar lento por su garganta cuando este le hizo un asentimiento con la cabeza a forma de saludo, no sabía en qué momento se había dispuesto a caminar hacia el rubio pero sus pies parecían controlarse solos.

—¿Scorpius se portó bien? —Malfoy dejó el libro que estaba leyendo sobre el mesón para mirar al moreno de pie ante la entrada del sitio.

—Más de lo que crees, me sorprende que sea tu hijo, la verdad.

La sonrisa de Draco se dibujó de manera sincera en su rostro y Harry se sintió cómodo y con un calor en el pecho, millones de pensamientos le pasaron por la mente y abrió su boca para soltar algo más cuando el patronus corpóreo de Kingsley apareció en plena sala.

—Potter, buenas tardes, se requiere tu presencia en el ministerio.

Y dicho aquello, aquel patronus desapareció, el semblante del moreno decayó por un momento y se sintió sacado de sitio, ¿Por qué se sentía tan amargo tener que abandonar la mansión? A penas había pasado unos días allí, no era como si fuese su hogar y eso fue lo que le ocasionó mayor amargura, no era su hogar, lo que quería decir que no podía volver luego del trabajo como si fuese a dormir allí o lo estuviesen esperando y por alguna razón, para Harry ese pensamiento le descompuso el pecho.

—Gracias por cuidar de él hoy, Potter, hacía mucho tiempo que no lo veía así de contento, nos veremos luego.

Ambos se despidieron tan sólo con la mirada y Harry no supo qué más decir, qué hacer o cómo proseguir con todo lo que había descubierto y sentido en su instancia en aquel lugar y por alguna razón esperaba que Malfoy hiciera algo, no sabía el qué pero cualquier cosa haría que Harry estuviese conforme pero cuando vio que no hacían más que mirarse el uno al otro, se despidió desde la distancia y movió sus pies hacia las afueras de la mansión, observando desde sus espaldas el sitio antes de desaparecer de allí y aparecer en el ministerio.

Su aparición en la zona fue como de costumbre y el ambiente tan pesado como lo recordaba, la gente corría de un lado a otro y todo el mundo volteaba a verlo como si estuviesen viendo a un muerto con vida, cosa que a Harry siempre le irritaba pues odiaba no poder pasar desapercibido y tener que recibir la atención y devoción innecesaria de la gente, prefería mil veces el odio que la hipocresía de quiénes se le acercaban sólo por su nombre pero así había sido toda su vida desde que nació, sólo un nombre. Finalmente fuera de la oficina de Kingsley, soltó un suspiro de burro antes de tocar la puerta y escuchar un "Pase" del otro lado.

—Harry, que bueno verte, muchacho, espero no haber interrumpido nada. —Soltó con calidez el mayor.

—No, nada, ¿me necesitabas? —Evidentemente no había interrumpido nada pero había quitado la posibilidad de que Harry permaneciera con Malfoy y al menos hablaran sobre cosas que tenían pendientes pero no le diría aquello.

El amo y el siervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora