14. Nada más que la verdad

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No pudo dormir en toda la noche. Si ya estaba nervioso por el juicio, la visita de su hermano no había ayudado en absoluto, y más tras los nuevos sentimientos descubiertos.

¿Ya no sentía nada por él? ¿Qué sentía realmente por David?

Cansado de dar vueltas en la cama sin poder dejar de pensar en Tom, decidió levantarse y comenzar a arreglarse. Entró en el baño y se desnudó mientras esperaba a que el agua saliera a la temperatura adecuada. Se metió bajo ella y cerró los ojos gimiendo, dejando que su cuerpo se relajara tras tanta tensión acumulada.

Terminó de ducharse y salió envolviéndose en una toalla. Cogió otra con la se secó con vigor el pelo. Dejó de secarse y pasó la toalla por el espejo, limpiando todo el vaho que se había acumulado en él, descubriendo la mala cara que llevaba.

Pálido y con grandes ojeras, señal de que necesitaba tomarse unos días libres para descansar cuando todo hubiera terminado.

Suspiró y salió del baño dejando caer la toalla que llevaba ajustada a la cintura. Abrió el primer cajón de la cómoda y sacó una muda limpia que se puso con rapidez, solo faltaba que se asomara su madre a ver si se encontraba despierto y le pillara desnudo....su madre, o Tom...

Regresó al baño y enchufando el secador comenzó a secarse el pelo sin prisas, tenía más de una hora antes de que la casa despertara. Llevaba 10 minutos cuando sintió que la puerta de su habitación se abría y se giró poniéndose tenso. No tenía fuerzas para enfrentarse a Tom en esos momentos...

Pero como ya pensara antes, suspiró aliviado al ver entrar a su madre, que se quedó en la puerta del baño viendo cómo se secaba el pelo y alisaba.

—Me imaginaba que te levantarías temprano—murmuró Simone sonriendo.

—No he podido dormir nada en toda la noche—confesó Bill suspirando.

—Es lógico, cariño—dijo Simone entrando en el baño del todo.

Desconectó el secador y dejándolo sobre el lavabo se volvió para recibir el abrazo de su madre, tan necesitado en esos momentos.

—Todo va a salir bien—consoló Simone besando el pelo a su hijo pequeño—No hay nada que temer. Amanda pagará por todo el daño causado.

Bill solo pudo asentir contra el pecho de su madre. Cerró los ojos gimiendo al sentir como le frotaba la desnuda espalda mientras pensaba en sus palabras. Amanda les había hecho mucho daño, si no fuera por ella él estaría en esos momentos con Tom, como si nada hubiera pasado.

Aunque fue culpa suya. La eligió de entre todas para subirla al escenario y cantar con él, y con esa elección comenzó el principio del fin. Gracia a ella, se estaba cuestionando el amor de su hermano, y de la única persona que le ayudó cuando más lo necesitaba, que le hizo sentirse bien cuando estaba a punto de desfallecer...

"David..."—pensó suspirando.

— ¿Mejor?—preguntó Simone al cabo de unos minutos.

—Si—susurró Bill sin soltarla.

Tenía miedo de que el juicio no saliera bien, y ese fuera el último abrazo que recibiera de su madre. Quería prolongarlo todo el tiempo posible, para poder recordarlo con los ojos cerrados cuando lo necesitara.

—Termina de arreglarte, mientras preparo el desayuno—dijo Simone soltándole.

Puso un dedo en su barbilla y le hizo levantar la cara, limpiando con una mano la lágrima que le bajaba por la mejilla despacio.

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