🩷 ; Capítulo 7.

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Llegando a la oficina con su jefe por delante, Hyunjin cerró la puerta a sus espaldas, observando cómo el rubio se dirigía a tomar asiento detrás de su escritorio.

Tan pronto como estuvo ahí, se acercó un par de carpetas y las abrió. Sus ojos se paseaban de un extremo a otro, detallando cada uno de los escritos mientras Hyunjin permanecía de pie cerca de la entrada.

—¿Qué tal el desayuno? ¿Ha sido del agrado de Christopher? —preguntó Félix sin levantar la mirada de aquellos documentos.

Hyunjin se quedó helado, sin saber qué responderle, y tampoco deseaba hacerse ideas absurdas, pero aquel tono de voz parecía inusual en su malhumorado jefe.

Un vuelco de emoción parecía querer apoderarse de su corazón al pensar que podría tratarse de una escena de celos, pero sabía que solo era un comentario como cualquier otro.

Por supuesto que Lee Félix debía sentirse ofendido porque la razón principal por la que Hyunjin se había atrevido a cocinar, era él; el plan no era terminar dándole ese desayuno a Christopher Bang.

—Estoy seguro de que le ha gustado demasiado —se atrevió a responder sin la mínima vergüenza—. Creí que no iba a regresar en un largo tiempo con tan buena compañía.

Mientras Hyunjin bajaba la mirada hacia el recipiente vacío, Félix la alzaba hacia él. Su ceño se arrugó y mordió el interior de sus mejillas. Era claro que ese comentario no le había caído en gracia.

—¿De qué se trata todo esto, señor Hwang?

—Dígamelo usted, señor Lee —respondió Hyunjin—. Me esmero preparando un desayuno para usted y, cuando vengo de camino, lo veo salir con una mujer con la que quizá...

—Con la que quizá nada —atajó Félix con voz profunda y cerrando de golpe una de las carpetas—. Lo que haya visto hoy en la mañana no le debe importar en lo absoluto, señor Hwang.

Hyunjin llevaba consigo una mezcla de sentimientos que necesitaba mantener bajo su dominio o todo se le saldría de las manos.

En ese momento, no deseaba continuar en esas cuatro paredes con Lee Félix actuando como si no hubiese ocurrido alguna otra cosa.

—No le importa lo que haga o deje de hacer con mi vida personal, así que procure ocuparse de la suya y venga aquí a cumplir con su trabajo, señor Hwang.

—Lamento mi imprudencia —respondió el castaño, haciendo una pequeña reverencia—. Solo no quería que la comida se echara a perder, así que decidí dársela a su amigo Christopher.

—Esto es completamente ridículo —soltó de repente Félix, dejándose caer sobre el respaldo de su cómoda silla—. Lo que le haya dicho Christopher hace un rato, olvídelo. No es nada importante.

Hyunjin alzó ligeramente las cejas, sintiendo arder de nuevo sus orejas porque había olvidado por completo la plática con Bang. El hecho de ser descubiertos, ya era algo sumamente vergonzoso.

—Descuide —respondió el castaño, tomando una posición más firme—. Haré como si nada hubiera ocurrido.

—Bien, ahora concéntrese porque hay bastante trabajo por hacer.

—Bien, ahora concéntrese porque hay bastante trabajo por hacer

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En un latido de corazón • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora