Melanie García Jones, es una chica que ha vivido con su padrastro desde que tiene uso de razón, luego de que su madre falleciera la relación de ambos se reforzó haciendo que Gabriel, su padrastro, la acompañe en cada una de las etapas de su vida. Et...
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Llegué a casa y escuché a papá viendo la televisión desde el sillón. Apenas me vió entrar, apagó la tele y se levantó para acercarse a mí.
—¿Qué pasó, mi niña?— preguntó y yo me abracé a él, me envolvió en sus brazos como solo un padre puede.— Tienes los ojitos hinchados.
—Jackson es un idiota y el cachorro también.— me quejé, papá me abrazó de lado y me dirigió al sillón, corrió a la cocina y en poco tiempo volvió con una taza de té.
—¿Qué hicieron para hacerte llorar, princesa?— puedo notar cierta molestía colarse en su voz preocupada.
—Jackson sabe de nosotros y apesar de que le hemos advertido de los cazadores y todas esas cosas, insiste en que quiere la mordida y ni siquiera entiende una mísera cosa de nuestro mundo.— expliqué tratanto de no llorar de la impotencia y pegando mis rodillas a mi pecho.— ¡Ni siquiera sabe lo que es un beta!
—Ya sabemos que tu amigo es un tarado obstinado.— bromeó un poco para hacerme sonreír, lo cuál no complió.— Sólo nos queda cuidar de él, sabes que tienes todo mi apoyo, mi amor. Lo hemos hecho antes, podemos cuidar de él mejor que lo hicimos con ellos, hija.
—Pero no lo quiero perder.— dije sintiendo mi visión nublarse.— No puedo perderlo, me dolería muchísimo.
—Eso no va a pasar, pequeña, no te preocupes.— Gabriel tomó mis manos y las acarició.
—A veces me arrepiento de haber huido.— confesé después de unos segundos, pensando en las personas que dejé por miedo a que volvieran a resultar heridas por mi culpa.
—Hiciste todo lo que podías, Lanie.— me reconfortó dándome una caricia en el cabello.— Lo que creías que era correcto, no te tortures pensando en ello.
—Sí...eso creo.— al verme deprimida papá tomó el control de la televisión y se acomodó poniendo una manta sobre nosotros.
—Tu3 pon una película mientras yo pido la pizza.— sonreí, extrañaba pasar tiempo con papá.
Me tomé mi tiempo antes de escoger algo, poco después de poner la película llegó la pizza, reímos mucho y logré distraerme de los pensamientos que me han estado agobiando los últimos días. Vimos varías pelis más, aprovechando que está libre hasta su turno nocturno.
Recibí una llamada de Melissa, tendría una cita y me preguntó si me gustaría ayudarla a arreglarse, le avisé a papá que estaba arreglandose para irse y fui a la casa de al lado.
—Lanie, gracias por venir.— me dijo Mel cuando me abrió la puerta.
—¿Nerviosa?— pregunté sonriente y yendo a su habitación.
