Capítulo 5

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—¿Por qué no me informaste acerca del incidente con tus lienzos? —inquirió seriamente mi profesor de artes.

—¿Cómo te enteraste? —pregunté confundido.

—Mi pareja me lo comentó; creo que te he brindado la confianza todos estos años como tu profesor y cuñado para que te acerques a mí si tienes algún problema —dijo.

—Jin no debió decirte nada, es un entrometido —me quejé.

—Más que un entrometido, es tu hermano y se preocupa por ti al igual que yo. Me intriga el hecho de que uno de mis alumnos se haya atrevido a sabotear el trabajo de uno de sus compañeros; esto habla mucho sobre su educación y la manera de enseñar de su profesor —expresó con preocupación.

—No estas haciendo nada mal, eres un excelente profesor. —alabé.

Namjoon me agradeció y enseguida me preguntó si sospechaba de algún compañero, a lo que respondí con un no.  —¿Cómo vas con la obra para el museo? —preguntó.

—Llevo un avancé significativo, llegó a mi vida alguien cuya presencia me hace sentir una inspiración indescriptible y a la hora de plasmar en el lienzo me desenvuelto más.— confesé.

—Me parece que has encontrado la inspiración indicada. Sé que Jimin no es el sobrino lejano de Jin, pues este nunca me ha hablado de él. Mi recomendación es que cuides bien de él. Si alguien malicioso sabe que él no es un simple humano, vendrán tiempos complicados.—comentó.

Agradecí por su preocupación y salí de la oficina de Namjoon con un revoltijo de emociones. Me encontraba molesto con mi hermano Jin, pues le contó todos mis "secretos" a su pareja Namjoon. Llevaban saliendo a escondidas por aproximadamente cuatro años, era una relación muy sana, madura y bonita. Eran literalmente un estándar para mí. Nadie a excepción de Namjoon sabía que Jin era mi medio hermano, pues no queríamos arruinar la reputación de nuestros padres o incluso la nuestra. La mentalidad de la sociedad en ese tiempo era muy cuadrada. En persona nos hablamos como simples amigos que se conocieron en la universidad porque uno era enfermero y el otro estudiante de artes visuales.

Habían pasado alrededor de ocho días desde nuestra llegada a la ciudad. Ahora me encontraba escondido en el ático dibujando. Si lo pensaba bien, era un poco extraño que me escondiera de Jimin para que no se enterara de que lo estaba dibujando. No me malinterpreten, no soy ningún acosador, simplemente me daba un poco de vergüenza que mi amigo supiera que lo estoy dibujando. Ante mis ojos, Jimin se revelaba como un ser mitológico fascinante; su timidez, amabilidad, belleza, delicadeza, inteligencia y servicialidad lo convertían en un ser verdaderamente único. Fui descubriendo que quizás me sentía atraído hacia él. Aunque pareciera una completa locura, cada conversación con él me transportaba a un mundo de ensueño, envuelto por su voz delicada y sus expresiones encantadoras que me resultaban sumamente cautivadoras. Cada risa suya, y la transformación de sus ojos en medias lunas amieladas, constituían momentos inolvidables. Tal vez mi madre acertó al afirmar que los ojos son la ventana del alma y que nunca mienten cuando se está enamorado.

Estaba tan inmerso en mis pensamientos que no me percaté cuando Jimin subió al ático y se quedó estático al mirar su dibujo.

—¡Wow! —susurró, cautivado por la pintura.

—¡Espera! No la veas aún, no está completa. —mi voz temblaba al intentar ocultarla con mis manos.

—Pero incluso así, parece una obra de arte. ¿Así es como me ves? —preguntó emocionado, señalando la pintura y luego a sí mismo.

—Sí, la única obra de arte aquí eres tú.— Mi corazón se regocijó ante la dulce reacción de Jimin, y con una sonrisa, tomé delicadamente un poco de pintura azul y la acaricié en su mejilla izquierda. Jimin sorprendido tomo de igual manera pintura verde y, con maldad, la lanzó con agresividad sobre mi rostro. Así, comenzamos una guerra de pintura entre risas llenas de complicidad.

Lienzos de Amor y Misterio - KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora