Evan Peters

1.3K 35 24
                                    

Estaba ansiosa, cada treinta segundos chequeba la hora, eran las 23:57

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba ansiosa, cada treinta segundos chequeba la hora, eran las 23:57. Evan estaba por llegar.

Quería darle un lindo comienzo a su madrugada, aunque sea con un pastel tan dulce como él.

Con las luces apagadas y los globos en el techo, me alerte y escondí detrás de un sofá del living al momento de escuchar girar el picaporte.

Entró sin emitir sonido, típico luego de volver del trabajo y prendió la luz.

- ¡Feliz cumpleaños, Evan! - salté de mi lugar para correr a abrazarlo.

Antes de llegar a él pude apreciar una sonrisa de la que nunca me cansaría. Esa sonrisa que solo él sabia mostrar.

Mis brazos rodearon su cuello al instante y él, sorprendido, me abrazó la espalda.

- Gracias, mi vida - habló ronco pero gentil apretando sus brazos en mí para que sepa cuan agradecido y emocionado estaba.

Cuando nos separamos, apoyé una mano en su rostro y pose mis labios en los suyos para sentir lo dulce y húmedo de estos.

A penas nuestras bocas se alejaron no dude en admirarlo como si fuera una madre orgullosa. Sus cafés oscuros conservaban un poco de ese brillo a pesar de todo lo que pasó.
Sí las miradas mataran, habría muerto por Evan hace mucho tiempo.

Lo sentí tan tierno al momento que comencé a llenar de besos toda su cara mientras que él se reía, quedando así su rostro lleno de marcas de mis labios pintado de rojo en su rostro.

- Pareces estar más emocionada que yo - sonrió mostrando los dientes.

- Y eso que esto aún empieza - recordé y prendí una vela para la torta.

Sabía que iba a cantar la misma canción todo el día pero era importante que sepa lo felices que estábamos por él.

_________________

- No me siento un adulto aún, Cami -

Estábamos en la cama, Evan sentado contra la pared y yo a horcajadas sobre él. Amaba estos momentos, en los que podíamos estar mirándonos por horas pero decir todo sin necesidad de usar palabras.

Pude sentir con las yemas de mis dedos lo suave que estaba su piel. Noté que mi tacto lo hacia dormir cuando apoyó su mejilla en la palma de mi mano, tratando de apoyarse en ella.

- No tienes idea lo precioso que estas - susurré mientras visualizaba la belleza que contenía ahora mismo, intentado que se grabe y quede bien guardada en mi mente.

Era tan lindo que me quería morir.

En un momento abrió sus ojos, cuyos ventanales me percibían como una hada enfermera determinada a proteger la magia que habitaba en su persona. Así de arraigada me tenía.

Evan posó su mano en mi nuca, acariciándo mi cabello y empujándolo hacía él para cortar la distancia en ambos y unirnos en un lento pero apasionado beso. Tenía muy en claro que su boca me hacía volver a casa y encontrarme con mi otra mitad. Me llevaba a todos los lugares que tranquilizaban los nervios en mí. Casi que parecían una cura para sanar cada herida que tenía o una droga, de la que me volví adicta para olvidar todo eso malo que vive dentro mío. De cualquier manera, Evan me hacía sentir tan bien.

Aparté mi boca para volver a dejarle picos en su rostro. Por un momento pensé en la posibilidad de que sí las personas se vuelven más atractivas luego de un beso dado al estado en el que mi hombre estaba ahora.

Al rato me acostó a su lado quedando yo acostada en su pecho y él me arropó con sus brazos, aferrándose a mi con la intención de no soltarme nunca más.
Mis piernas estaban entrelazadas con las suyas para estar pegados lo máximo posible.

Siempre me fue difícil dormir pero el toque de Evan en mi pelo me daba esa sensación de que estaba segura y de que todo mal estaba lejos de nosotros solo por el hecho de estar juntos y sentirnos inmortales.

De la nada, Evan comenzó a tararear una canción al compás de sus dedos que se enredaban en mis finos cabellos. De alguna manera lo encontré reconfortante y a medida que él seguía, mis párpados se cerraban.

No hacia falta un "te amo", las acciones hablaban por sí mismas. Su suave y preciso tacto, sus cálidos besos y miradas que provocaban pecar me tenían a sus pies. Pero también su forma de cuidar, de expresar su devoción hacia mi, su forma de amar, que me hacía creer que no estaba pérdida en este mundo lleno de caos y maleza.

Pero nunca están de más unas simples palabras, que salen tan fácilmente de uno cuando amas a alguien.

- Te amo, mi sol -

- Y yo a ti, corazón -

Evan Peters - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora