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Esta era mi primera asistencia a los Golden Globes. Soy una de las productoras de American Horror Story, la cual estaba nominada esta noche a la mejor serie de drama.
Estar sometida en el rodaje de la segunda temporada había cambiado mi vida en muchos aspectos. Entre ellos comenzar una carrera con un futuro prometedor, y vaya que si lo es, mira donde estoy; cegada por las luces de las cámaras que querían captar cada facción mía y tener un recuerdo sobre mi apariencia de esta noche. Dado que era una gala, opte por vestir un caro y blanco corset con flores detalladas dejando al descubierto mis clavículas para generar una sensación de pureza y elegancia, además de que tenía un leve escote en forma de corazón. Tenia una falda del mismo color que caía al piso con los bordes bordados de flores de colores cálidos pero notorios ante la vista. Los paparazzis me llamaban "Primavera".
También conocí gente nueva. Que puedo decir, empecé a salir con el actor que interpreta a Kit Walker, Evan Peters. No era coincidencia que nuestras miradas se encontrarán durante las grabaciones, estabamos interesados en averiguar el misterio y secreto que guardaban los ojos del otro. Por eso comenzamos a salir hace unos meses, teniendo reuniones en secreto o saliendo con accesorios que nos tapen el rostro, cosa que, aun así, alertó a la farándula y empezó a inventar todo tipo de chismes alejados de la realidad, cosa que nos harto por lo que decidimos hacer pública la relación esta noche con una simple escena.
Los llamados de las cámaras me despertaron de donde sea que estaba y volví mi atención a ellas. Posando y cambiando mi postura a medida que intercambiaba mi mirada en distintas luces.
Hasta que sentí unas manos en mi espalda.
— ¿Me extrañabas? — susurró Evan a mi oído.
Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras admiraba sus orbes cafés que estaban concentrados en mirar todas las cámaras.
— Bastante — conteste y dirigió su mirada hacia mí sonriendo.
Al instante apoyo su mano en mi espalda baja para luego pegar sus labios a los míos. Dios, cuanto los necesitaba.
Lo sujeté de su saco negro para tirar de él y hacer que se pegue más a mí. Él puso firme su agarre para evitar que me caiga cuando se inclino hacia mí profundizando el beso. Su boca parecía tener hambre de la mía y su mano marcar territorio de lo que era suyo.
Aun con los ojos cerrados podía sentir como el flash de las cámaras era más atenuante y molesto. Parecía que la situación causó revuelo y ningún fotógrafo quería quedarse con solo una foto del momento.
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Ahora me encontraba siendo entrevistada en la misma alfombra roja, agradeciendo que haya terminado nuestra escena porque no era fácil esconder mi sonrojo.
