Las calles de Los Angeles eran un mundo diferente a plena luz del día.
Parecía que la gente cambiaba a penas los rayos del Sol se hacían presentes.
A decir verdad la noche aquí era embriagante y tan intensa que podías jurar que te llamaba para aventurarte en sus calles y cometer la locura de tu vida, pero aún asi, existe gente que no cree en eso, en salir de la zona de confort, en no arriesgarse a dejar de vivir soñando y empezar a vivir los sueños.
Por una parte yo, se podría decir, sigo mi propio tambor. Sin rutinas estrictas, solo un lienzo que puedo pintar como se me apetezca.
Ahora que lo pienso, este lienzo amerita un poco de rojo. Un rojo, que por más confundido que este, estaba decidido a buscar pasión, una pasión que se la podía confundir con un violeta, misterioso y sin saber desde dónde llego pero la autenticidad de su llegada era lo que más importaba.
¿Por qué todo me hace recordar aquella noche? Debía parar. Me estaba consumiendo pensar en Evan. Habían pasado dos semanas y aún no lo podía superar.
Nunca un hombre me absorbió de esta manera. He conocido a varios; algunos de una sola noche con los qué no volví a hablar jamás, otros cuya conexión conmigo prometían algo serio pero no hicieron más que decepcionarme y unos pocos que solo jugaban con mi corazón.
Suspire cansada mientras caminaba por las calles al mediodía. No quería que Evan se guarde en mi memoria como solo un momento que duró pocos minutos. Era nefasto tener que recordar su sonrisa y no tenerla frente a mí. Me abofeteaba mentalmente a mí misma por haber actuado un poco dura al principio. Sí sabia cuanto iba a durar esa noche con él, habría apreciado sus ojos con más detalles y atención, solo para recordarlo con dulzura durante las siguientes semanas.
Intentaba pensar en otra cosa por lo que empecé a repetir la lista de cosas que debía comprar que me olvide en casa.
Arroz, papa, jabón, comida para gato...
Olvide la mitad de las cosas que tenía anotada en ese misero papel.
Una vez más ser despistada me rendía cuenta. Era muy perezosa como para volver a mi casa para buscar esa hoja escrita a las apuradas, de la que me terminé olvidando de igual manera.
Pérdida en mi mente, no prestaba atención por donde caminaba. Un golpe en el hombro me devolvió a la realidad.
— Uh disculpa, no estaba mirando — con la mirada pérdida, me percaté que había chocado hombros con alguien.
Estaba dispuesta a seguir mi camino hasta que esta persona, de la cual no me detuve a ver el rostro, habló.
— Reconozco tu cabello de algún lado —
Nunca estuve tan satisfecha por haber teñido mi pelo de rojo.
Me dí la vuelta para confirmar sí esa voz era de quien yo estaba pensando hace un rato.
Tenia una remera blanca y bermuda negra. Con una mano cargaba una botella de agua y de su cuello colgaban unos auriculares de cable.
Estaba tan lindo como esa noche.
— Me sorprende que lo recuerdes — lo mire burlona.
Evan río mostrando la dentadura que tanto anhelaba volver a ver.
— Créeme que he estado en peores condiciones —
El silencio se unió a la conversación. Su mirada no parecía querer soltarse de mí.
Aproveche para contemplar su presencia. Buscaba detalles en él para aferrarme los siguientes días. La diferencia de altura era notoria, parecía un duende al lado de él, la botella que cargaba esta media llena, pequeñas gotas de sudor caían de su frente, había estado haciendo ejercicio dado a que también llevaba ropa y zapatillas deportivas.
Luego busque su mano.
— ¿Cómo ha estado el tatuaje? — rompí el silencio, volviendo a sus ojos una vez más.
— Sentía picazón hasta hace unos días pero se fue completamente — alzó la mano izquierda para mostrarla — A los chicos aún no se les cicatriza.
— Lo supuse — su mirada penetrante me ponía nerviosa — Ellos tenían más alcohol en sangre que tú, me di cuenta cuando sangraban mientras los tatuaba, el alcohol interfiere en la coagulación.
Él asentía a cada palabra que salía de mi boca, me daba risa su rostro tratando de comprender lo que decía. Me parecía adorable.
Lo más profundo de mi ser pedía conocerlo y darle una oportunidad al amor. Para ser sincera, no podía verlo con otros ojos. Creo en el amor a primera vista, este es un claro ejemplo.
Por solo en pensar en las posibilidades del destino, inconcientemente esboze una sonrisa.
Me sonroje en el momento que me di cuenta que lo miraba embobada.
Este hombre parecía sacar lo peor de mí. Podía percibir cierta tensión entre los dos, como si las cosas hubieran quedado inconclusas esa noche y estábamos tratando de averiguar el por qué.
— Nunca pensé que le pediría salir a mi tatuadora — murmuró mirando al suelo mientras tapaba su boca con dos dedos.
— ¿Qué has dicho, Evan? — lo había escuchado pero quería que lo repitiera para estar segura.
— ¿Haces algo hoy a la noche? — preguntó, esta vez con sus cafés fijos en mí. Podía notar como su mirada cambio para ser tímida, pero su voz seductora quería aparentar.
— Tengo una cita con mi gato pero creo que puede esperar — bromeé para hacerlo sentir cómodo — Ya sabes donde vivo y trabajo... ¿Vives cerca de aquí? —
— No pero eso lo sabrás después — su mano se poso en mi hombro por unos segundos. Sus ojos estaban animados al igual que sus labios que se curvaron en una complice sonrisa — Paso por ti a las nueve, adiós Astrid — antes de irse trotando guiño un ojo y agitó su mano.
Esta vez no sabía que decir ni que pensar, excepto que mi nombre sonaba tan bien en su boca.
Que fácil caí, Evan Peters.
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Evan Peters - One shots
Fanfic🌟 | 𝐄.𝐏 𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬: comanse a besos esta noche, total nadie lo va notar. 。*・゚.。*・゚゚。*・゚゚