Desde que tengo memoria, he viajado por el mundo. Aparentemente sin rumbo, nunca me quedo en un lugar el tiempo suficiente para conocer el entorno que la rodea, y a decir verdad... Nunca me había molestado, así ha sido toda mi vida y nunca he tenido problema con ello.
Soy solo una pequeña partícula de polvo que va de un lado a otro, he recorrido múltiples paisajes, apreciado los más bellos amaneceres y despedido los días con los más hermosos atardeceres que cualquier pintor quisiera poder capturar en su lienzo en blanco.
En uno de mis tantos viajes... la conocí, y fue desde ese entonces, que no quise apartarme de su lado nunca. Era una tarde de verano cuando me posé en el marco de su ventana, desde ahí, podía contemplar el interior de aquella habitación descuidada y hermosa en el que habitaba.
La primera vez que la vi, lloraba desconsoladamente, reconocía perfectamente ese sentimiento, fue entonces, que finalmente supe que era la empatía. Ella era una artista que no había podido completar su más grande obra, la impotencia y la frustración la atormentaban.
Parece raro, pero desde aquella vez... ya no me quise ir, por primera ocasión tenía un sentimiento muy raro y difícil de explicar. Algo dentro de mí deseaba conocer más a fondo a la persona que, un día lloraba sin saber que una insignificante partícula de polvo... la observaba.
Así pasaron los días, las tardes y las noches. No había ocasión en la que no se derrumbara entre un mar de lágrimas por la tristeza, así como no había ocasión en la que no me sintiera mal por querer ayudarla y no poder hacerlo. Solo era un simple espectador en el trago más amargo de su existencia.
Una noche, se sentó a un lado de aquella ventana en la que parecía que me veía fijamente. Pero en realidad, contemplaba las estrellas que ofrecía aquel cielo triste y frío de la época. Por primera vez la pude ver a los ojos, parece imposible, pero sentía algo latente dentro de mí que se hacía más grande.
En ese momento quería que supiera que tenía a alguien que la acompañaba en todo momento y que nunca estuvo sola, pero sabía que eso no sería posible. Algo dentro de mí se había roto, y por más que quisiese nunca le podría decir lo que sentía por ella.
Era una hermosa mañana, fría y húmeda, caían las últimas hojas del otoño. Ella estaba más triste de lo habitual, y así sin más, se fue... Para nunca más volver. Dejando todo atrás.
Hoy en día, sigo esperando a que regrese aquella artista que se marchó, dejando inconclusa la obra más grande de su vida. Y dejando a la pequeña partícula de polvo que siempre estuvo con ella.
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La Noche Eterna (Antología de Terror)
Mistero / ThrillerLa Noche Eterna es una antología de cuentos de terror y suspenso que guardan un trasfondo aún más oscuro que el original. Esta obra busca darle al lector esa visión de terror a lo oscuro y retorcido que puede llegar a ser la realidad, ya que vivimos...