Un corazón dulce como flores de primavera (maitake)

Capítulo 8

—Hablaré con él—fue lo primero que dije después de escuchar a Wakasa.

—Espera...—Wakasa me agarró del brazo—No empieces una pelea ahora. Shinichiro está muy débil como para andar discutiendo. 

—Solo hablaremos.

—Sí, claro—Wakasa me soltó y siguió hablando—Lo que menos quiero es verlos enojados y que por eso se distancien. Deben estar juntos ahora que empezará el tratamiento.

—Tratamiento que no cumplirá. ¿Acaso cree que sanará en cosa de días?

—Creo que él solo quiere dejar de sentir dolor y el proceso será aún más doloroso y claro, si no ve buenos resultados es obvio que no querrá seguir. 

—Es como si estuviera aceptando el hecho de que va a morir. 

Dije eso sin pensar y me senté en las escaleras cubriendo mi rostro. Wakasa solo se quedó viéndome. Mis palabras igual tuvieron un impacto en él y terminó por sentarse a mi lado.

—Manjiro. No vuelvas a decir eso.

—Lo siento.

Frotando su frente, Wakasa hizo una mueca. Parecía que no había podido dormir en toda la noche—No podemos hacerlo cambiar sobre sus decisiones. 

—Si lo intentamos quizás podríamos hacerlo cambiar de punto de vista.

—Lo conozco, incluso creo que más que tú que eres su hermano y será complejo hacerlo cambiar tan fácilmente de opinión sobre algo. Es terco.

—Entonces, ¿nos tenemos que quedar de brazos cruzados a esperar buenos resultados del tratamiento? Esto es estúpido—mi cabeza me dolía al tratar de procesar todo esto.

—No tenemos otra alternativa, ¿eh? 

Podía pensar en miles de ideas pero ninguna era eficaz. Me puse de pie y fuí a ver a Shinichiro. Wakasa se quedó un poco más en las escaleras. Después de todo, a él le afectaba esto al igual que a mí. 

—¿Se puede pasar?—pregunté tocando la puerta 2 veces. 

Oí la risa de Shinichiro y su posterior respuesta—Claro. Pasa.

Abrí la puerta y entré. Al menos su aspecto era mejor que el de otros días. Se veía tranquilo como siempre.

—¿Qué tal estás?—Otra pregunta salió de mí y él parece darse cuenta de aquello. 

—Lo mismo podría preguntarte a tí. Desde que tocaste la puerta sentí lo preocupado que estás. 

Disimulé una sonrisa y me senté a los pies de su cama—Cualquiera estaría preocupado de ver a su hermano en un hospital, ¿no crees? Y más si la enfermedad que tiene es complicada.

Shinichiro alcanza mi mano y me da un fuerte pellizco en el dorso—Hey, pero si está todo bien. Pronto empezaré el tratamiento, ya verás que todo irá por un buen camino. 

Si, claro. Estúpido mentiroso. Se me hace doloroso verlo a la cara sabiendo que tiene decisiones que pueden llegar a hacerle tanto daño.  ¿Qué puedo hacer yo para hacerlo cambiar de parecer? Tratar de cambiar de idea a alguien no es una tarea sencilla. 

—Bueno, ¿y tú qué tal? ¿Cómo te está yendo con Takemichi?

—...

—Oh, creo que no necesito preguntar más.

—Él ha sido lo mejor que me ha pasado.

Abriendo sus ojos al escucharme decir eso, Shinichiro se cubre el rostro actuando avergonzado—Jamás pensé verte así. Estás tan grande.