Capítulo 9

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El día de hoy parecía ser un día corriente sin demasiados cambios. Aunque siendo sinceros Oikawa no previó pasar su día de esta manera, la cual era maldiciendo el mundo desde su cama detestando el calor que se experimentaba en Miyagi. Además, se estaba asentando una nueva incógnita constante a su vida denominada como 'su exclusión en planes familiares'.

Un ejemplo de esto era cómo su hermana había decidido que ella y su familia, conformada por su marido, su hijo y ella misma, irían a visitar a su suegra quien se encontraba en Los Ángeles. Además, su madre había salido con unas amigas que hizo en la universidad, mientras que su padre tenía una operación de última hora.

El castaño estaría odiando esta nueva incógnita de no ser por la distracción que suponía el haber retomado el contacto con su antiguo kohai. Sinceramente, ese chico había sido prácticamente una bendición puesto que, al contrario que su mejor amigo, el armador titular de Karasuno sí oía sus innumerables quejas e historias.

Oikawa todavía se molestaba con sólo recordar cómo hace unos días le contó a su mejor amigo la traición que cometió su familia. Ellos se comieron el último pan de leche que compró, acabándoselo sin su consentimiento. Para colmo ni siquiera se molestaron en ofrecerle, ni reservarle aunque sea un trozo.

Obviamente, cuando Iwaizumi oyó esto, el as actuó de forma indiferente e ignoró la queja tan infantil, según él, lo que provocó que su armador insistiera más en el tema hasta acabar con la paciencia del moreno. Así fue como Iwaizumi terminó pegando al castaño en la cabeza, mientras le gritaba que no le interesaban sus numerosos dramas.

Esto provocó que varias chicas se acercaran al capitán para verificar que estuviera bien y por ende molestaran más los entrenamientos por lo preocupadas que estaban por él. Esto implicó que su entrenador se quejara y castigase al equipo mediante dar diez vueltas al final del entrenamiento.

Aunque después de ese intento fallido de comprensión respecto a su situación, recurrió a cada uno de los miembros de su equipo de voleibol. Finalmente, cada uno terminó ignorando las quejas de su capitán mientras asentían con ironía o fingían estar de acuerdo a pesar de no estar escuchándole. O en el caso de Kunimi ignorándole completamente.

Literalmente ante la desesperación, bastante exagerada, tuvo que recurrir a llamar a Kageyama en busca de comprensión quien tan sólo contestó diciendo que sólo tenía que ir a comprar más. Sin embargo, fue una sorpresa para el mayor cuando el contrario se ofreció a acompañarle a comprar más debido a que mencionó anteriormente que volver allí sería aburrido.

Oikawa se quedó sorprendido por ello, según lo que él tenía entendido, Karasuno entrenaba todos los días escolares a diferencia de Aoba Johsai, quienes tenían los lunes libres. Por lo tanto, el mayor como un buen senpai preocupado por su kohai decidió preguntar el por qué Karasuno no entrenaba ese día. Sin embargo, lo que no se esperó fue casi caerse de la risa cuando escuchó la respuesta del contrario.

Según Kageyama, el día anterior había estado practicando junto a Hinata hasta tarde, lo cual no parecía muy descabellado tratándose de ellos. Consecuentemente, su capitán les amenazó con que si se quedaban dormidos no podrían entrenar. Desgraciadamente, Kageyama se durmió durante las clases por lo que terminó castigado sin poder entrenar.

Gracias a estos diversos encuentros, se habían vuelto más cercanos y quedaban incluso sin una razón aparente. Un hecho que Oikawa ignoraba era que el quedar con su antiguo kohai y hablar por mensajes todos los días se había vuelto una constante que se formó de manera inconsciente.

En el día de hoy ambos habían estado hablando sobre por qué era necesario estudiar, sobre todo porque Kageyama pensaba en convertirse un jugador profesional. Pero el debate sólo consiguió que ambos fueran más conscientes del calor por lo que decidieron ir a la piscina.

Es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora