Daba pequeños saltitos cuando caminaba, expresando su felicidad por la rosa que había encontrado está mañana en su mesita de noche. La llevaba en sus manos con suma delicadeza, como si se tratase de algo viejo y frágil.
Se posó frente a el chico de aspecto mucho mayor a el. El chico le miro y sonrió mostrando sus lindos hoyuelos.
-¿Por qué tan feliz Wonnie?-pregunto jisung ante el aura tan brillante de el chico.
-¡Ta-da!-. Dio un pequeño salto para mostrar la flor que escondía tras su espalda mientras su sonrisa se volvía mucho más grande, tanto al punto que sus ojitos se volvían medias lunas, sus mejillas dolía pero no le importaba, estaba demasiado feliz, tanto como para soportar el dolor - !jay-shii me dió una rosa!
Gritó con euforia, elevando sus manitos. Jisung sonrió con sinceridad ante la felicidad del menor, no existía mejor cosa que ver la alegre sonrisa de el menor con apariencia a un felino.
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Jay llevó sus manos hasta la mejilla del chico, sunoo se veía tan lindo durmiendo que le era imposible no llenarlo de besos y mimos, de verdad amaba la imagen tierna que el menor de daba al dormir.
Se colocó sus pantalones para luego salir de aquel hotel camino a casa. Recordando que seguramente su novio, Jungwon, se encontraría en ella feliz por el regalo que le había dejado en la mañana.
Más que un regalo, en el interior de park era una forma de pedir perdón. De aliviar un poco el peso de la culpa que sentía. Sintió a alguien chocar con el. Ambos cayeron al suelo.
El mayor levanto la mirada encontrándose con unos ojos oscuros y vivaces que lo miraban con curiosidad.
-Me disculpó- jay se levanto ayudando al contrario.
El chico negó con una pequeña sonrisa que park estaba seguro era igual de reluciente que el sol.
- No te preocupes, fue mi culpa.- sus susurros fueron lo más hermoso que jay escuchó en toda su vida. Tomó la mano del chico que se sorprendió por tal acto.
