El secreto.
Silencio. La tensión en el aire era palpable. Se cernía sobre la familia Pereira como un animal enjaulado esperando al momento indicado para atacar. Cada miembro de la familia pensaba en una cosa radicalmente distinta de la otra, y para cada uno sus prioridades eran más importantes que la del otro.
"Este cochoncito debe estar pensando en hacer nacatamalitos y andar provocando a otros hombres. Mientras tanto esta hijueputa de Arlanda no se ha dignado a mamarme la verga desde hace un buen tiempo. Se cree que se va a salvar para siempre, pero un día se va a terminar tragando todo como la gran puta que es. Piensa que no me doy cuenta de que se la pasa echando miraditas e insinuaciones con el doctor ese, estoy incluso seguro de que le rompió el brazo al chigüín este para tener una excusa para estarlo viendo." Pensaba Cristian, el padre de Klaul. Su mirada mordaz yacía puesta en su esposa, que removía su plato con verduras, con distintos pensamientos nublando su mente.
"Jodido chavalo. Nunca se puede quedar quieto, ¿en qué estará metido? En cuanto se descuide lo voy a seguir. Me cree tonta, me doy cuenta de que no ha pegado el ojo desde hace días y todo a raíz de esa pesadilla que lo despertó, ¿qué habrá soñado para que esté así ahora? Encima las cuentas de ese hospital. En dos semanas más le retiran ese yeso, y no he querido ver a Omar... algo me dice que no debo, pero al mismo tiempo me genera curiosidad. Ya ve que el inútil e imbécil de Cristian no hace más que beber guaro, asco me da sentir esa boca hedionda sobre mí. Ojalá pudiera matarlo." Esas palabras surcaban la mente de Arlanda, que de vez en cuando le daba una mirada de soslayo a Klaul, ensimismado en sus preocupaciones aún más grandes de lo que cualquiera imaginaría.
«El Sitan. Debo detenerlo, y deshacerme de ese fauno, ahora más que nunca debo cuidarme de él. No descansará hasta verme muerto, y una vez que mi alma haya abandonado mi cuerpo, harán con él lo que se les antoje. El ritual de Moriel me ayudará, pero no siento que sea suficiente. Creo que la única forma de expulsar de verdad la entidad maligna del Sitan, es a través de Neira, el mundo de los recuerdos. Aunque mi vida se ponga en mayor riesgo, es más vulnerable allí que en nuestra tierra, aquí encontraría la manera de escapar. Al menos en ese mundo la balanza está equilibrada, los dos somos vulnerables.» El pequeño Klaul solo pensaba en salvar a su familia, y al mundo en general.
Solo quería hacer las cosas bien.
Arlanda rompió con el silencio sepulcral que los envolvía en el comedor. Pero de la peor manera que pudo encontrar.
—Vos chavalo. ¿Por qué no has dormido? Y ni me querás ver la cara de imbécil, porque te estoy viendo negro el ojo de tanta ojera que andás. Te vas a destruir el cerebro, o con suerte, te quedás enano —Klaul ni siquiera tenía cabeza o tiempo para pensar en las consecuencias de no dormir por tanto tiempo, su madre le pellizcó en el brazo sano para llamarle la atención, arrancándole un chillido de dolor—. Te estoy hablando, majadero.
—¿Y qué' la verga? Dejalo ombe' —intervino Cristian. Arlanda lo miró con un asomo de advertencia oscureciendo sus pupilas—. Si el chavalo no quiere dormir, ¿a vos qué más te da?
—Lo que tenés de borracho lo tenés de imbécil. Si le da un derrame cerebral, ¿a quién le va a tocar pagarlo? ¿Acaso no va a ser a mí? Inútil, en lugar de educarlo y estar más atento a lo que hace o a lo que le pasa, te mantenés ahí de boludo rascándote los huevos.
Klaul se sobresaltó cuando Cristian tiró la mesa y con ella los platos de comida. Tomó un cuchillo de picar, con el que amenazó directo hacia el cuello de su esposa, con los ojos inyectados en sangre de la ira que le corría por las venas, el niño se bajó de su silla para correr a esconderse e intentar pensar en algo que pudiera ayudarle a su mamá.
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La Epifanía Del Infierno (+18)
TerrorKlaul es un niño con una cualidad excepcional. A sus siete años es capaz de saber lo que la gente a su alrededor está pensando, en sueños recorre las pesadillas de los otros niños, adolescentes o adultos que conoce. El rechazo constante de sus compa...