Capítulo. 38

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Serio

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- ¡¡Esta abierto!!

Pude escuchar a la morena gritar después de que toqué la puerta de su casa por tercera vez, cuando entré pude escuchar a la morena maldecir desde la
cocina mientras escuchaba el ruido de algo cayendo al suelo, terminé riendo
y caminé hacia el sonido y olor de algo en la habitación fuego.

- Eso huele a quemado... Dios mío Camila, ¿qué haces ahí arriba?

Pregunté divertida después de apagar la calefacción antes de que sucediera
algo peor, Camila estaba encima de una silla tratando de sacar algo del último piso de su armario, haciendo todo lo posible por mantener el equilibrio y no caer al suelo.

- Estoy buscando el colador de pasta.
- Se mordió la lengua y trató de pisar el respaldo de la silla, provocando que
cayera al suelo.

- Mierda, ¿estás bien?. - Extendí mi mano a la latina quien con gusto la aceptó mientras se levantaba.

- Fue una buena caída... Pero vi mi vida pasar ante mis ojos. - Bromeó mientras se masajeaba el trasero.

- Caíste como gelatina, Camila. ¿Te lesionarse?

- Quizás me duele un poco el trasero. Vale, tal vez mucho.

- Eres una idiota. - Dije mirando todo el desorden que había hecho en su propia cocina.

- Lo sé, es parte del encanto.

- No lo sabemos.. - La ayudé a guardar las cosas que estaban esparcidas por el piso de la cocina y ella miró con tristeza la olla de pasta que aún estaba en la estufa.

- Vaya, pensé que esta vez funcionaría, estaba destinado a ser..

- Lo siento mucho.

- No lo hagas, no lloraré por la muerte del señor Macaroni, que en paz
descanse. - Cerró los ojos y bajó la cabeza mientras ocultaba una sonrisa.

- Realmente eres un idiota. - Me di cuenta mientras me abstenía de darle un beso.

- Ya que arruiné tus fideos, ¿qué opinas de la comida japonesa? Yo pago.

- Claro que pagas, me llamaste, ¿recuerdas?

- Oh si... lo ordenare entonces.

Saltó al teléfono mientras me sentaba en el sofá de la sala viendo un poco de
su casa, no era tan grande como la de Shay, diría que era un poco más grande
que mi apartamento. La casa estaba organizada y con tonos claros haciendo
el lugar agradable, el piso de madera barnizada hacía el lugar clásico, me
encantaría vivir en una casa así.

- Ya ordene, ¿qué quieres hacer ahora?
- Preguntó, tirándose en el sofá a mi lado.

-¿Me invitas y no tienes nada en mente, Cabello? Creo que me voy. - Dije sonriendo mientras ella me abrazaba fuertemente contra el sofá.

- No, no, quédate aqui.

- Está bien, esta bien, me quedaré, ya puedes dejarme ir.

- De verdad?

- De verdad.

Ella me soltó y me miró, notando que estaba prácticamente encima de mí. Su
mirada se posó en mi boca, pero terminó cerándola y se sentó a mi lado
mientras tomaba el control remoto del televisor.

- ¿Qué opinas de una película?

- Es una buena idea.

- Siempre fue bueno ver películas contigo.

Por un momento hubo un destello en mi cabeza de algunos momentos en los
que estábamos viendo una película y terminé dándole un ligero codazo en el
brazo mientras ella se reía.

- En realidad nunca vimos la película..

- ¿Y seria diferente ahora?. - Preguntó, volviéndose hacia mí con una sonrisa traviesa.

- Para todo hay una primera vez, ¿no?
- Respondí mientras tomaba el control de su mano, evitando mirar sus ojos o
su boca, sabía que estaba sonriendo, la maldita cosa estaba sonriendo y
seguía mirándome, estoy segura.

Elegí alguna película de aventuras y abracé la almohada por costumbre.
Camila simplemente dejó escapar una risa baja antes de darme un ligero
beso en la mejilla y acomodarse en el sofá, colocando una pierna sobre la
mía.

Después de un rato de ver la película, pude escucharla suspirar antes de
preguntar sin quitar la vista del televisor.

-¿Qué vas a hacer el fin de semana?

- El sábado no haré nada, pero el domingo tengo un compromiso y tú
también.

- ¿Tengo?. - Se giró para finalmente mirarme mientras se mordía el labio.

- Sí, ven a almorzar conmigo a casa.

- Me gusta, ¿quién más va?

- El mismo grupo de siempre.

- ¿Shay estara?. - Preguntó con un poco de disgusto.

- Sabes que lo hara..

- Diablos.

- No pongas esa cara, el amor entre ustedes es hermoso.

- No lo creo creo. - Dijo haciendo una mueca y antes de decir nada más escuchamos el sonido agudo de la campana de la puerta, informándonos que nuestra cena finalmente había llegado.

- ¡Estoy hambrienta!.

Solté al observar la cantidad de comida que traía Camila, con eso era suficiente para alimentar a la familia de Dinah.

- Lo siento, sé que estabas esperando la pasta.

- No hay problema, sabes que me encanta la comida japonesa.

- Amamos.

La conversación fluyó alegremente mientras comíamos sin parar en medio
de las risas y chistes sordos de Camila, realmente amaba estos momentos
con ella, sentí como si el tiempo retrocediera y no nos hubiera pasado nada, como si no hubieran pasado cinco años, y que por un momento seguimos siendo novias y estábamos dispuestos a luchar contra el mundo nuevamente.

- Lo?

- Sí Camz.

- ¿Puedo hablar de algo serio contigo?

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Five years without you (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora