27 - El momento para salir del armario con mi madre

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NICK

*Esa misma mañana*

- Vete a la mierda, Perez.

Recogí la camiseta que vi sobre el sofá y salí en dirección a la playa sin rumbo fijo, no sin antes dar un portazo.

Estaba furioso con Taylor. Muy, muy, muy furioso. Había cruzado la línea, joder. ¿Quién se creía que era para meterse en mis asuntos?

Tu novio.
Se cree tu novio porque tú le dejas que se lo crea.
Y le dejas que se lo crea porque te gus...

Cállate.

Joder, se había pasado diez pueblos haciendo eso. ¿Cómo se atrevía a haberla avisado?
No llevaba ni medio camino hacia los acantilados cuando la voz de mi madre me llamó:

- ¡Nicholas!

Opté por ignorarla y seguir andando por la orilla mojando mis pies.
Decían que el agua del mar era curativa, ¿no? Pues ojalá curase justo ahora el dolor que sentía en mi pecho.

- Nicholas, para ya.

Había olvidado lo testaruda e impertinente que podía llegar a ser mi madre. Supongo que estar dos años sin verla hace que se te olviden ese tipo de detalles.

- No me da la gana - respondo de mala manera.

- No te comportes como un crío - responde a viva voz - ¡Nicholas Dimitri Constantine!

Frené en seco. 

Y no por el hecho de que mi madre gritase a viva voz mi nombre completo como cuando era un crío de siete años que había hecho una travesura. Sino porque un recuerdo asolador llegó de la nada a mi mente. 

Son los días previos al campeonato de primavera de la división de honor; tenía sólo nueve años pero yo ya estaba destacando en el fútbol por encima de todos mis amigos del colegio. Estaba peloteando una y otra vez sin descanso en el jardín trasero de mi casa cuando intenté hacer una filigrana con el balón y este acabó aterrizando en la ventana de la cocina rompiéndola en mil pedazos. 

- ¡Nicholas Dimitri Constantine! - gritó mi madre y yo me puse a temblar. 

Mi madre enfadada era de las cosas que más miedo me daban con esa edad. Ella y la oscuridad absoluta. 

Salió de la cocina hecha una furia para ver el estropicio que había hecho. Al fondo, mi hermana Lexi reía como una idiota a la pantalla de su móvil, creo que había recibido una llamada perdida de un chico de su clase. Mi madre traía el balón bajo sus brazos y su cara estaba completamente roja. Recuerdo que pensé "de esta no salgo". 

- ¡¿Se puede saber qué estás haciendo?! ¡Te dije que jugaras con cuidado! 

No me dio tiempo a replicar cuando mi padre entró por la puerta trasera con su sonrisa habitual- Todavía vestía con la bata de médico. Era médico de familia, de los más queridos del hospital. Dejó su maletín en las escaleras y vino directo a darme un beso en la coronillas. Y mi madre, aunque quiso mantener su enfado, vi como se diluyó en cuando mi padre le dejó un beso casual entre sus labios. 

ONLY RIVALS // TAYNICK // TAYLOR ZAKHAR Y NICK GALITZINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora