Epílogo.

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𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨.

𝐏𝐞𝐫𝐬𝐩𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐝𝐞 𝐉𝐞𝐟𝐟 𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫.

El tiempo transcurrió en un silencio oscuro después de la confrontación en la casa abandonada. Aunque Nix ya no caminaba en el mismo plano de existencia, su recuerdo seguía siendo una sombra persistente en los pensamientos retorcidos de Jeff.

La ciudad, ajena a la tragedia que se desplegó en la penumbra, continuaba su ritmo sin sospechar la presencia insaciable de aquel asesino, cuyos pasos dejaban una marca invisible entre las sombras.

Nix, la única persona que logró desafiar su control, se había convertido en el objeto de su obsesión más profunda. La memoria de su risa y su resistencia persistían como una llama débil en la oscuridad de su mente perturbada. Jeff recordaba con claridad los momentos en que creyó que la tendría como quisiera, doblegada ante su voluntad.

Aunque las noches se llenaban con el eco del llanto distorsionado de Nix, su vida no experimentó cambios notables. Jeff continuó manipulando las sombras a su alrededor, buscando nuevas presas para atormentar. Sin embargo, ninguna otra persona generó en él la misma obsesión que su amada de cabello azabache, casi como la oscuridad misma.

En la penumbra de sus pensamientos retorcidos, él reflexionaba sobre la naturaleza única de su relación con Nix. Recordaba cada intento de someterla a su voluntad y la sensación de poder que le proporcionaba. Aunque la vida seguía su curso aparentemente normal, el psicópata no podía quitarse de la mente la imagen de la resistencia de Nix, la única que desafió su dominio.

La ciudad, inconsciente de la dualidad que se cernía sobre ella, continuaba su rutina mientras Jeff, inmutable, avanzaba en su búsqueda insaciable de control. Aunque las sombras seguían danzando a su alrededor, ella era un recuerdo que no se desvanecía fácilmente.

En sus noches solitarias, Jeff se encontraba inmerso en la reflexión oscura de lo que pudo haber sido. Nix, la única que desafió su oscura danza, ahora se deslizaba como un espectro en su memoria. Aunque la ciudad seguía siendo su terreno de juego, su obsesión persistía como un eco inquietante.

Y así, en la penumbra de su existencia, continuaba su viaje retorcido. La obsesión dejaba una sombra indeleble en su psique, una marca que ningún otro juego macabro podía borrar. Aunque la ciudad desconocía el tormento que se escondía entre las sombras, el pelinegro sabía que, en su oscura realidad, Nix seguía siendo la única que desafiaba su control impío.







𝗜𝗡𝗙𝗜𝗟𝗧𝗥𝗔𝗗𝗢 𝗘𝗡 𝗟𝗔𝗦 𝗦𝗢𝗠𝗕𝗥𝗔𝗦
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Infiltrado en las sombras ➝ Jeff The Killer [Creepypastas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora