Prólogo

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La penumbra de la cafetería del instituto nos envolvía, un santuario lejos del caos estudiantil. Clarke y yo compartíamos un rincón apartado, donde nuestras risas resonaban con la complicidad de una amistad forjada en años de secretos compartidos.

— ¿Recuerdas cuando intentamos colar un gato en la sala de profesores? —preguntó Clarke, sus ojos brillando con picardía, sumergiéndonos en el torrente de recuerdos.

Asentí con una sonrisa, retrocediendo en el tiempo. — Sí, por poco nos descubren. Menos mal que al Sr. Jackson le gustan los gatos.

Las risas se mezclaban con los ecos de conversaciones adolescentes, confidencias bajo el brillo tenue de las luces de la cafetería. 

Los pasillos eran testigos de nuestras travesuras y también de momentos más serios. En las aulas, Clarke destacaba con su curiosidad insaciable, desentrañando misterios con una mente ágil. Éramos complemento y contraste, dos almas unidas por algo más fuerte que la amistad.

Recuerdo una vez en la clase de física, mientras el profesor explicaba las leyes del movimiento, Clarke no pudo resistir la tentación de cuestionar todo. Levantó la mano y, con una expresión traviesa, preguntó: "¿Y si el tiempo también se mueve en círculos? ¿Y si en algún lugar del universo estamos repitiendo este momento una y otra vez?" Las risas y los murmullos de los compañeros llenaron el aula, pero el profesor, sorprendentemente, le dedicó una mirada intrigada.

Esa fue Clarke, desafiando los límites del conocimiento con una simple pregunta. Y yo, su cómplice silenciosa, sonreí mientras la clase seguía con una energía diferente, con la chispa de la curiosidad que solo ella podía encender.

A lo largo de los años, Clarke fue más que mi mejor amiga; fue mi compañera en la montaña rusa de la vida. Recuerdo las noches adolescentes de corazones rotos, donde nuestras risas resonaban más fuerte que las lágrimas que intentábamos sofocar con helado y películas cursis.

En la universidad, los exámenes finales nos sumergían en noches de estudio impregnadas de café y desvelos. Clarke, con su inextinguible sed de conocimiente, me arrastraba hacia la madrugada, descifrando misterios académicos con una mente ágil y despierta.

Juntas enfrentamos a los bullies del instituto, resistiendo la tormenta de palabras hirientes con valentía compartida. Fueron momentos que forjaron nuestra complicidad, convirtiendo la adversidad en un lazo más fuerte.

Los dramas familiares nos unieron de manera más profunda, enfrentando juntas las complejidades de nuestras vidas. En noches de borracheras y risas descontroladas, descubrimos que la verdadera amistad se encuentra en la aceptación mutua, incluso en nuestros momentos más caóticos.

Recuerdo el susto de embarazo que nos hizo temblar con la incertidumbre del futuro. Clarke y yo, apoyándonos en las decisiones difíciles y aprendiendo que la amistad no sólo celebra los triunfos, sino que también sostiene en los momentos difíciles.

Cada risa compartida, cada lágrima secada, quedaron grabadas en mí. Clarke y yo, entrelazadas en una conexión que resistió el paso del tiempo y las distancias, fuimos la constante en un mundo en constante cambio.

Los días pasaron como una ráfaga, llevándonos de la mano desde el instituto hasta la universidad. Ambas decidimos explorar las maravillas de la física, compartiendo no solo clases sino también el fascinante viaje de descubrir los secretos del universo.

Y entonces, el tiempo se deslizó entre nuestros dedos, dejándonos en los últimos años de la universidad. El bullicio del campus resonaba, pero caminaba sola, llevando conmigo las sombras de nuestros días compartidos. La melancolía de aquel instituto efervescente había cedido ante una determinación silenciosa.

En la biblioteca, mis estudios se entremezclaban con pensamientos sobre Clarke. Las llamadas no contestadas y los mensajes sin respuesta se habían convertido en la banda sonora de mi rutina. Clarke había desaparecido, pero la vida seguía su curso.

Cerré los ojos, sumergiéndome en la nostalgia de aquellos años. Las fotos en mi teléfono eran ventanas al pasado, momentos inolvidables que ya no compartíamos. En cada rincón del campus, esperaba encontrarla de nuevo, pero solo hallaba la huella de su ausencia.

Hacían ya veinte meses que no tenía noticias de su paradero, como si la Tierra se la hubiera tragado. Pregunté por ella en la universidad y en el café donde trabajaba como barista, pero nadie tenía respuestas. Descubrí que Clarke había renunciado a su empleo y dejado sus estudios universitarios, sumiendo todo en un misterio aún más profundo. Mis intentos por contactar a su familia en Australia, lejana de nuestra ciudad en Carolina del Norte, resultaron infructuosos.

La distancia y el silencio tejían una barrera impenetrable entre mi presente y el misterio de su desaparición. Cada esfuerzo por encontrarla era como lanzar mensajes a un abismo sin respuesta, y la incertidumbre se volvía más densa con el paso del tiempo.

Lo único que tuve de despedida fue una breve nota, depositada entre las hojas de uno de mis libros de Estadística:

"Querida Lexa,

El tiempo y el espacio nos llevan por caminos impredecibles. Necesito emprender un viaje, uno que va más allá de lo que puedes comprender en este momento. Mi decisión de renunciar al trabajo y dejar la universidad no es un adiós, sino un hasta luego.

Te ruego que no busques respuestas donde no las hay. Este viaje es personal, pero no te preocupes, estoy a salvo. La distancia no debilita nuestra conexión, solo la transforma.

Cuídate, Lex. Nos encontraremos en algún punto del universo.

Con cariño,

Clarke."

La nota era como un puzle de enigmas, una carta que evocaba más preguntas que respuestas. ¿El tiempo y el espacio? ¿Emprender un viaje? ¿Qué demonios, Clarke? Las palabras de mi amiga resonaban con un desentendimiento que chocaba contra la fortaleza de nuestra amistad. Maldije en voz alta la incertidumbre que nublaba mi mente y el dolor que dejó tras de sí su ausencia, como si la respuesta estuviera ahí, oculta en algún rincón del universo que aún no lograba comprender.

Entre Dimensiones [CLEXA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora