Capítulo siete

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Capítulo siete:

Era un día de septiembre, el aire tenía un toque de frescura anticipando la llegada del otoño. Mis manos estaban sudorosas de nerviosismo mientras arrastraba mi maleta por el pasillo abarrotado de la residencia universitaria. Clarke caminaba a mi lado, con una sonrisa radiante que contrastaba con mis propios nervios.

—¡Vaya, esto es emocionante, ¿no crees, Lex?! —exclamó Clarke, con una chispa de entusiasmo en sus ojos claros.

Asentí, aunque mi mente estaba llena de dudas y ansiedades. ¿Estaba lista para la vida universitaria? ¿Podría manejar la carga académica y social al mismo tiempo? Clarke parecía no tener ninguna preocupación al respecto.

—Sí, emocionante —respondí con una sonrisa forzada, tratando de mantenerme optimista.

Finalmente, llegamos a nuestra habitación asignada. Abrí la puerta con una mezcla de emoción y aprensión, revelando un acogedor espacio que consistía en dos habitaciones y un living cocina. Las paredes estaban pintadas en tonos suaves y cálidos, dándole un ambiente hogareño a nuestro nuevo hogar universitario.

—¿Qué te parece nuestro nuevo hogar, Lexa? —preguntó con una sonrisa mientras dejaba caer su maleta en el suelo.

—Es agradable —respondí, sintiendo un nudo en el estómago mientras observaba a mi alrededor. La idea de compartir este espacio con alguien más, incluso con mi mejor amiga, era un ajuste significativo.

Clarke se lanzó a desempacar sus cosas con entusiasmo, mientras yo seguía parada en el umbral de la habitación, sintiéndome abrumada por todo.

Mientras la observaba, una oleada de emociones confusas se apoderó de mí. Desde hacía un tiempo, había estado experimentando una serie de sensaciones extrañas cada vez que estaba cerca de ella. Me encontré recordando momentos específicos: su risa contagiosa, la forma en que sus ojos brillaban cuando estaba emocionada, incluso la suavidad de su voz cuando me hablaba. Y aunque había intentado descartar esos sentimientos como simples afectos de la amistad, últimamente habían comenzado a manifestarse de manera diferente.

Me recosté contra el marco de la puerta, dejando que mis pensamientos se sumergieran en un torbellino de confusión y ansiedad. ¿Desde cuándo me sentía así por Clarke? Intenté recordar el momento exacto en el que estas emociones habían comenzado a brotar, pero todo parecía difuso y borroso. Tal vez siempre habían estado ahí, enterradas profundamente bajo la superficie de nuestra amistad, esperando el momento adecuado para emerger.

La idea de compartir este espacio íntimo con Clarke de repente tomó un significado completamente nuevo. ¿Podría soportar verla todos los días, compartir momentos cotidianos mientras luchaba por comprender mis propios sentimientos? O, peor aún, ¿y si ella descubría cómo me sentía y eso arruinaba nuestra amistad para siempre?

Sacudí la cabeza, tratando de despejar mi mente de esas preocupaciones. No era el momento ni el lugar para abordar mis sentimientos por mi mejor amiga. Tenía que concentrarme en hacer de aquel nuevo hogar un lugar acogedor y feliz para ambas. Pero, en el fondo de mi corazón, sabía que esas nuevas emociones complicarían nuestra relación de alguna manera, aunque aún no estaba segura de cómo. 

—... y así fue como perdí mi sostén el día de San Patricio. Oye, ¿me estás escuchando?

La voz de Raven me trajo de nuevo al presente. Estábamos tiradas bocarriba en el césped del campus. Desde lo acontecido aquella mañana, mi amiga no se había despegado ni un segundo de mi lado. 

—Lo siento, Raven, me distraje.

Raven asintió, su expresión suavizándose un poco. Parecía preocupada por mí, más de lo habitual.

Entre Dimensiones [CLEXA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora