Capítulo seis, tercera parte

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Capítulo seis, tercera parte:

—¿Podemos hablar? —Clarke rompió el silencio con una pregunta cargada de tensión.

La simple solicitud colgaba en el aire entre nosotras, vibrando con el peso de casi dos años de ausencia, de preguntas sin respuesta, de heridas aún abiertas. Sentí cómo la ira y la confusión que había estado suprimiendo comenzaban a burbujear en mi interior.

—¿Hablar? —repetí, incapaz de ocultar el filo en mi voz—. Clarke, desapareciste. Sin explicaciones. ¿Y ahora simplemente apareces en mi sala de estar y quieres hablar?

Ella tragó duro, claramente afectada por la dureza de mis palabras, pero había una determinación en sus ojos azules que me decía que esto no era un capricho momentáneo.

—Lo sé, y lo siento, Lexa. No tienes idea de cuánto —sus palabras eran sinceras, y por un momento, el dolor tras sus ojos casi logra debilitar mi resolución—. Pero por favor, necesito que me escuches. No estoy aquí para causarte más dolor. Estoy aquí porque... porque realmente necesito tu ayuda.

Cada palabra suya era un recordatorio de la complicada maraña de emociones que Clarke había dejado atrás. Aunque una parte de mí quería cerrar la puerta en su cara, otra, curiosamente, ansiaba las respuestas que había estado buscando desde su partida.

—¿Ayuda? —pregunté, aunque cada fibra de mi ser gritaba que me protegiera de más daño. Sin embargo, la curiosidad y el cariño que aún yacía enterrado bajo capas de resentimiento me mantenían arraigada al suelo, escuchando.

Clarke asintió, acercándose un paso, aunque todavía mantenía una distancia respetuosa.

—Sí, ayuda. No puedo explicarlo todo ahora mismo, aquí, pero te prometo que si me das solo un poco de tu tiempo, te contaré todo lo que quiero decir. Todo lo que necesitas saber. Y después, si decides que nunca quieres volver a verme, lo aceptaré. Solo necesito que me escuches esta vez.

Raven carraspeo. 

—Emm, acabo de recordar que mi clase de... cocina gourmet, sí, está por comenzar. Nos vemos luego, ¿Lexa?

Raven lanzó una mirada rápida entre Clarke y yo, claramente incómoda pero decidida a darnos el espacio que necesitábamos. Con una excusa que apenas disimulaba su intención de dejarnos solas, se dirigió hacia la puerta.

—Claro, Raven. Gracias —dije, dándole una sonrisa agradecida. Ella asintió, enviando una mirada significativa en mi dirección antes de salir rápidamente del apartamento, dejando un silencio tenso a su paso.

La salida de Raven pareció marcar el comienzo de un nuevo capítulo en la conversación, uno que tanto Clarke como yo sabíamos que era inevitable, pero que ambas habíamos temido.

—Bien, estamos solas —empecé, cruzándome de brazos y mirando a Clarke con una mezcla de expectativa y reserva—. Es hora de que hables, Clarke. Después de todo este tiempo, ¿por qué ahora? ¿Qué es tan urgente que necesitas mi ayuda?

Clarke respiró hondo, como preparándose para sumergirse en aguas turbulentas. Su semblante era serio, sus ojos reflejaban una profundidad de emociones que rara vez había visto en ella antes.

—Lexa, sé que tengo mucho que explicar, y lo haré. Todo. Pero primero, necesito tiempo. Y un lugar para quedarme.

La petición de Clarke me tomó por sorpresa. Su solicitud era práctica, directa, pero cargada de una vulnerabilidad que no estaba acostumbrada a ver en ella. Durante un momento, el pasado y el presente parecieron entrelazarse, recordándome a la Clarke que conocí, aquella que podía ser sorprendentemente franca en sus momentos de necesidad.

Entre Dimensiones [CLEXA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora