La playa, la arena blanca y las olas del mar. Ojalá la brisa veraniega con olor a mar se llevara lejos el dolor en lugar de traer viejos e indeseados recuerdos que se anidaron en su corazón desde la primera vez que su pecho se agitó por Hunter. Un suspiro separó sus labios cuando sus pies estuvieron sobre el porche de aquella casa que sería su hogar de casados, su maleta a un lado de su cuerpo estático frente a la puerta, y las gaviotas cantando una armoniosa y alegre melodía mientras su corazón se hacía añicos en su pecho.
Porque él no estaba allí. Porque estaba solo. Porque viviría con su dolor, sus demonios, sus recuerdos y su soledad en la casa que escogieron juntos para pasar amándose el resto de sus vidas.
Había pasado un mes desde el entierro de Henrry Kang, un mes de dolor y lágrimas, un mes de citas con la especialista que le enseñaba cómo mantener con vida al bebé en su vientre, un mes de mentiras por parte de la familia de su prometido fallecido, un mes de fracasos y dolor sin fin. Un mes sin saber nada de Hunter.
Un nudo se formó en su garganta, nudo que terminó expulsando sobre el felpudo de la entrada, las náuseas eran un asco y su estado de tristeza constante no ayudaba en nada al malestar físico que traer en el vientre un bebé llevaba consigo.
Jadeó y sus lágrimas empaparon sus mejillas al instante debido al esfuerzo que expulsar su estómago conllevaba. Apoyando las palmas de sus manos en sus rodillas Kian devolvió su simple desayuno sobre el felpudo, hallando segundos después la llave de la entrada bajo el mismo.
Con casi dos meses de gestación era casi imposible hacer cualquier actividad sin que la misma representara un maldito esfuerzo. Había preferido no conectar con el bebé que crecía tranquilo en su vientre, ignorando lo que en su alrededor se desarrollaba y la propia tristeza de quien lo mantenía cálido y protegido del mundo en su interior.
Kian secó con rudeza las lágrimas en sus mejillas y tomando la llave se empujó a sí mismo a abrir la puerta que lo haría morir en vida. Un paso al interior y el polvo golpeó su existencia haciéndolo toser. Lloró porque en esta fecha ellos ya estarían casados, unidos en sagrado matrimonio y viviendo bajo el techo que sería testigo del amor que ellos se profesaban, techo que ahora lucía cargado en telarañas y polvo acumulado.
La nostalgia y el dolor hicieron un nido en su pecho cuando el aroma familiar de la colonia de Henrry entró en su nariz en conjunto con el polvo que colonizaba la estancia. Al instante sus ojos se inundaron en aquel viejo dolor que en su vida él jamás esperó sentir, un mes después aún seguía sin creerlo, no podía creer que Kang ya no estaba con él. Había muerto sin siquiera haberle prometido amor eterno, había muerto sin siquiera saber que un hijo suyo crecía a salvo en su vientre, había muerto sin darle una oportunidad de gritarle cuanto lo amó en todos esos años en los que con su dulce amor él intentó borrar el dolor que aquella primera vez dejó en su corazón.
Sin quererlo pero sin poder evitarlo cayó de rodillas sobre la madera del salón, bajo el candelabro que se mecía por la brisa justo sobre su cabeza, la puerta abierta tras su espalda permitía que el viento fresco proveniente del mar inundara la estancia que había estado vacía por, más de un mes, el polvo se alzaba a su alrededor removiéndose y golpeándolo como un doloroso estallido de realidad, de la más dura y cruel realidad.
__Capitán Kang_ un soldado muy recto se postraba frente a él nuevamente después de haber salido de su oficina. La que ahora era su oficina, la misma que durante años Henrry ocupó.
__Si no vienes a traerme progresos puedes irte por donde haz venido_ es lo que gruñe desde su posición sentado sobre el escritorio que siempre perteneció a su hermano__Y no vuelvas a llamarme así _ escupió sus palabras con veneno, con su corazón doliendo en su pecho, justo como cada vez que alguien lo llamaba por el apellido de Henrry.
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Broken Heart Syndrome/Omegaverse/
RomanceSíndrome del corazón roto Nacer como un omega nunca sería fácil. En medio de agresivas protestas y en el inicio de la guerra civil nació Kian Spencer, un precioso bebé producto del romance secreto que un importante mercader de la zona de Valería man...